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ONGI ETORRI

Manifiesto de AHOTSAK

Abr 24, 2006

Parlamentarias y cargos políticos y sindicales de la C.A. del país Vasco, anesthetist C.F de Navarra, así como del País Vasco francés, de todos los partidos, a excepción del PP y UPN, anunciaron el día 8 de abril de 2006 en Donosita-San sebastián que se constituyen como movimiento de apoyo al futuro proceso de paz en el que reivindican la participación y el protagonismo de las mujeres «a la hora de buscar soluciones». Hicieron público para ello un manifiesto en el que se enuncian tres premisas básicas para el acuerdo de normalización en la línea de lo que vienen defendiendo los partidos nacionalistas, entre ellas la garantía del respeto a lo que decida la sociedad vasca.

«Somos un movimiento que no tiene fronteras. No vamos a ser una plataforma reivindicativa, ni mucho menos política. Queremos ser un movimiento que se denomina «Voces para la paz» (Ahotsak, en euskera). Somos mujeres de distintas sensibilidades y distintos territorios que pretendemos hacernos oír, como parte relevante que somos de la sociedad, y decir que queremos blindar el proceso de paz y que éste no fracase», explica la parlamentaria socialista Gemma Zabaleta para ilustrar el sentido del manifiesto presentado

Declaración de Ahotsakpresentación de ahotsak
Quienes suscribimos esta declaración somos mujeres de distintas ideologías, tradiciones y sentimientos que, a título personal, y partiendo desde lo que nos une y desde lo que nos separa, queremos explorar pasos hacia delante en la búsqueda de la paz y de la reconciliación.
Con esta declaración no pretendemos sustituir a nada ni a nadie. Desde el lugar que ocupa cada una, nuestra única intenció
n es dar un impulso a la situación actual e intentar ayudar en la búsqueda de soluciones aseverando que el diálogo sin prejuicios y sin condiciones es un buen punto de partida como lo es el respeto a los derechos de todas las personas.
Trabajar por un presente y un futuro de esperanza nos obliga a poner en valor una militancia común al margen de la nuestra propia: la militancia por la paz ante tantos saboteadores que la paz tie
ne siempre en todos los conflictos en los que es necesario alumbrarla.
Creemos que las mujeres debemos ser, por lo tanto, agentes activas por la paz y participar en un nuevo proceso de esperanza que se debe abrir en nuestro pueblo.
Hoy por hoy, y dado el modelo social en el que vivimos, el protagonismo de los hombres y las mujeres no es el mismo en la vida política de nuestro país. No obstante, y en tanto que pa
decemos las consecuencias de un conflicto político que en nada nos es ajeno, venimos a reivindicar la participación y el protagonismo que las mujeres también debemos tener a la hora de buscar soluciones. Debemos ser sujetos activos de la solución, al igual que hemos sido sujetos de lo que hasta ahora ha sucedido.
Por ello queremos que se pueda abrir u
na etapa nueva bajo tres premisas básicas:
1) La consecución de la paz es una exigencia colectiva y una prioridad política. Es también una tarea de todas y todos y no consiste únicamente en ausencia de cualquier violencia. El concepto de paz desde nuestro punto de vista no está vacío de contenido, sino
todo lo contrario. Para nosotras tiene que ver con la democracia, la justicia social, con un proceso de cambio que permita a la ciudadanía dar por concluidos conflictos históricos, cerrar una página en términos de derechos y libertades.
2) Todos los proyectos políticos se pueden y se deben defender. No hay que imponer ninguno. Hay que bu
scar un escenario democrático que permita y garantice el desarrollo y la materialización de todos los proyectos en condiciones de igualdad, por vías políticas y democráticas.
3) Si la sociedad vasca, la ciudadanía del País Vasco o Euskal Herria desea transformar, cambiar o mantener su actual marco jurídico-político, todos y todas deberíamos comprometernos a respetar y establecer las garantías democrá
ticas necesarias y los procedimientos políticos acordados para que lo que la sociedad vasca decida sea respetado y materializado y, si fuera necesario, tuviera su reflejo en los ordenamientos jurídicos.
En este sentido, entendemos que también deberán abor
darse los condicionantes que determinan la diferente participación social de las mujeres y hombres, a fin de que se ga-rantice la igualdad de dere-chos y oportunidades inexistentes en la actualidad. Esto conlleva el reconocimiento de nuestros derechos, los de las mujeres, y sólo será posible desde el compromiso firme de todos los agentes partícipes en el proceso.
Quienes suscribimos esta declaración creemos
que es posible la solución, y pensamos que para ello todas y todos nos debemos reconocer como tales, que debemos intentar ver la parte de verdad que tienen las otras personas. Para nosotras, dialogar es el paso previo para acordar y ello es fortalecer la democracia, no debilitarla.
Nosotras no buscamos el éxito electoral ni la defensa de nuestra opción política, sindical, social y cultural, no busca
mos el aplauso de nadie ni nos intimida la crítica feroz; nos anima pensar que merece la pena trabajar por que las cosas no sigan igual, para hacer creíble el camino al que siempre hasta ahora se ha tachado de imposible por quienes no quieren que tenga solución.
Las mujeres que suscribimos esta declaración, como lo han hecho otras mujeres en otros procesos de paz, trabajaremos para blindarlo, para que no embarranque, para que no se frustre. Asimismo, para que las mujeres seamos parte activa del mismo, para reivindicar nuestro papel y nuestro protagonismo, tanto durante el proceso como en la solución. En definitiva, trabajaremos para establecer las garantías democráticas que permitan la participación de toda la ciudadanía fortaleciendo el proceso y su solución.
Por ello hacemos esta aportación, estamos dispuestas al contraste, al diálogo, al acercamiento, a la negociación, a poner todo lo que esté de nuestra parte en la tarea de construir la paz sobre las premisas que planteamos. –
Donostia 8 de abril de 2006