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ONGI ETORRI

Sexualidad femenina. El punto G y los orgasmos

Mar 22, 2014

Como continuación a la entrada que titulaba “Sexualidad fémina. El clítoris”, en esta segunda parte quiero mostrar algo de lo último que se sabe sobre esa gran pregunta: “¿Existe el punto G femenino?«, muy relacionada con ello.
Como comentaba, en realidad hace nada que por fin se describió la anatomía completa del clítoris (en 1998, por la uróloga australiana Helen O’Connell a través de imágenes por resonancia magnética). Y hace menos años (2009) que dos investigadores franceses, la doctora Odile Buisson y el doctor Pierre Foldès, crearon el primer sonograma completo en 3D de un clítoris estimulado.
Mucho antes,  los estudios de Bill Masters y Virginia Johnson son los que lanzaron a la fama al clítoris cuando decían que las mujeres “a menudo” no quedan satisfechas con una única experiencia orgásmica (el famoso mito del mujer multiorgásmica que tantas depres ha causado a más de una) y a la vez aseverando que la mujer bien puede prescindir del hombre al casi asegurar que el orgasmo se producía por la exclusiva estimulación del clítoris (por lo que el coito vaginal….se desdeñaba como procurador de orgasmos…un mito que también ha provocado muchas falsas expectativas y muchos errores).
De eso se trata en esta entrada, de estimulaciones, de orgasmos, de las zonas que lo producen…y por ende del famoso punto G.
Y es tal la controversia, que todavía hay dos grandes corrientes en cada uno de los casos:
– Ausencia o presencia de Punto G
– Existencia o inexistencia del orgasmo vaginal exclusivo
– Mujeres multiorgásmicas o no…que deviene de la hiperresponsabilidad e hiperimportancia que en occidente se da al orgasmo físico clitoriano y/o vaginal.
Pues es probable que todas las corrientes, incluso enfrentadas, tengan razón ¿Por qué no?. Pero vayamos primero al Punto G y luego sólo un resumen de lo citado.

EL PUNTO G

Del Punto G no hace muchos años que se habla de él, aunque ya en los años 50 del siglo XX el médico alemán Ernst Grafenberg sugirió la existencia de “una área erótica de 1-2 cm en el interior de la vagina que inducía orgasmos por estimulación mecánica directa”. Sin embargo no fue hasta 1982 que surgió el libro que le dio publicidad más popular: “El punto-G y otros descubrimientos sobre la sexualidad humana” de la sexóloga Beverly Whipple y su colaborador John Perry.
A partir de ahí muchos científicos y científicas se dedicaron a buscar ese famoso punto G por todos los medios. Al principio mediante análisis anatómicos del interior vaginal, para ver si encontraban alguna especie de órgano o estructura interna concreta a la que pudieran llamar “punto G”. Pero no encontraron nada.

Luego los histólogos/as buscaron si esa pared vaginal, en esa zona, tenía más terminaciones nerviosas…pero tampoco había nada.

Algunos hablaron de las glándulas de Skene (situadas cerca de la uretra, que es de origen común con la próstata masculina y que se sabe están involucradas en alguna forma en la eyaculación femenina) que, al ser presionadas desde el interior de la vagina, podrían ser las causantes de ese placer intenso del Punto G…pero no había datos suficientes.

En 2001 ya se empezaron a divulgar estudios científicos que negaban la existencia del Punto G y dicho punto empezó a ser ya casi más tema de chistes que de investigación científica o realidad palpable (un ejemplo: el libro “un mito de la ginecología moderna” de Hines TM, en 2001).
Sin embargo, en 2009, gracias a los estudios y sobre todo tras la consecución de primer sonograma completo en 3D, la doctora Odile Buisson publicó una hipótesis realmente interesante que volvió a resucitar este tema: el punto-G no era un botón mágico, era una zona de la vagina desde donde contactar indirectamente con el clítoris interno.
Y ahí estamos: se sabe que el clítoris de la mujer es mucho más grande y parecido al pene de lo que pensamos (ambos vienen de la misma estructura embrionaria, sólo que el pene crece y sale hacia fuera y el clítoris se desarrolla por dentro). La parte externa que vemos del clítoris es sólo su glande -equivalente al glande masculino-, y por dentro tiene un cuerpo mayor con cuerpos cavernosos y esponjosos que, como el pene, también se hinchan durante la excitación sexual.clito2

Mediante detallados sonogramas, Odile Buisson demostró que cuando el clítoris está erecto sus partes internas quedan muy cerca de la vagina, y sugirió que esto podría ser la explicación de la mayor sensibilidad ya que al estimular, con el pene o con los dedos, dicha zona, se estaría estimulando el clítoris en realidad, ese órgano que su única función es dar placer, ninguna otra, un órgano único por dicha causa. Además, esta teoría se vio reforzada por otros estudios que, por medio de imágenes de ultrasonidos, encontraron que las mujeres que obtenían orgasmos en dicha zona o punto G tenían el grosor del espacio uretrovaginal mas pequeño, por lo que el contacto era mayor.
Y ese es, todavía hoy, el Punto G: esa zona alta de la vagina, a 1 o 2 cm de la entrada que, ejerciendo presión (y sobre todo si el espacio uretrovaginal es estrecho) hace que se alcance la parte interna del clítoris y produzca el máximo placer.
Y una vez disipada la duda (perdóname la licencia, yo lo creo así, soy optimista por naturaleza)…, unos apuntes que anunciaba al principio:

¿LOS ORGASMOS SON EXCLUSIVAMENTE CLITORIANOS COMO TANTOS Y TANTAS HAN DICHO?

Si hacemos caso total a lo anterior…parece que los orgasmos se deben a la estimulación del clítoris, bien por la estimulación externa del glande o a través de la vagina por su estimulación interna ( y así lo han aseverado “prestigiosos” estudiosos y tertulianos varios).
Pero no es todo lo cierto que parece: Sin duda alguna, no son tan frecuentes los orgasmos no clitorianos (porque el clítoris gana por goleada en eso de terminaciones sensitivas y sexuales) pero existen, claro, ¡sin duda alguna!.
Y se demuestra de muchas maneras: la primera es la propia imagen de las mujeres consultada

s, que saben cómo son sus placeres y hablan de diferentes tipos de orgasmos (un orgasmo clitoriano , más localizado, y uno vaginal, más “corporal”).  Esto que parecerían “impresiones personales” son científicamente demostrables y no expli

can ese orgasmo no clitoriano en realidad ya que las terminaciones nerviosas que llegan al glande y al resto del clítoris (y del pene) son diferentes: a los glandes sólo llega el nervio pudendo mientras que al resto lo hace también el pélvico y eso explicaría esas diferentes sensaciones.

Pero hay otras investigaciones científicas que sí lo explican: estudios recientes introduciendo sensores térmicos en las vaginas han observado mayor sensibilidad de la pared anterior que la posterior sin necesidad de realizar presión alguna, o los estudios recientes del italiano Emmanuelle Jannini, que sugieren la existencia de una zona más gruesa y con más terminaciones nerviosas en la pared vaginal anterior, que en el lugar de punto-G. Y algo más importante: muchas mujeres son capaces de conseguir orgasmos “no genitales”, ya sea por mediación de besos, o por estimulación de los pechos, lametones en los lóbulos auditivos, perineo, o simplemente soñando, como ocurre también con los hombres.
Y finalmente, los datos más concluyentes son los de Barry Komisaruk con escáneres de resonancia magnética funcional, mostrando que se activan dos zonas diferentes de la corteza sensorial del cerebro cuando una mujer estimula su clítoris o el interior de la vagina. Esto indica que hay diferentes nervios recibiendo la señal del clítoris y de la vagina, y que en algunas mujeres la estimulación sólo de estos últimos puede conducir al orgasmo.

El mismo autor incuso ha investigado con mujeres con lesión medular (sin sensibilidad en clítoris ni entrada de la vagina, debido a que la lesión es por encima de la salida del nervio pudendo y pélvico), pero que sí tienen sensibilidad en áreas vaginales más internas y en el fondo del cuello del útero, donde llegan el nervio hipogástrico (que sale de la columna vertebral a una altura superior) y el nervio vago (que no pasa por la médula espinal y transmite información al cerebro de órganos internos como riñones, hígado, estómago, pulmón o útero). Según ha publicado Komisaruk algunas de estas mujeres discapacitadas sin sensibilidad clitorial han alcanzado orgasmos estimulando zonas más profundas de la vagina, siendo la evidencia más fuerte hacia la distinción entre ambos tipos de orgasmos. También otras mujeres sin clítoris o malformaciones en ellos, eran capaces de conseguir orgasmos.

¿MUJERES MULTORGÁSMICAS?

Pues claro, ¿por qué no?. Pero ojo, no es la norma en realidad, es muchísimo más frecuente que en los hombres, que necesitan un mayor tiempo de meseta, pero no es como se cree. Se basa más en el deseo machista o antimachista que en la pura realidad. Y las encuestas lo demuestran cuando se hacen con seriedad. Haced la prueba, buscar multiorgásmicas y veréis cuantas entradas existen, la mayor parte en realidad mitos, preguntas…. Buscar luego estudios serios y rigurosos, actuales, de menos de 5 años. Preguntad a conocidas sus realidades, cómo lo han buscado……
Ahí lo dejo, simplemente quiero meteros esa curiosidad, Encontraéis muchas cosas que os hara pensar y luego descubrios a vosotras mismas y mismos. ¿Qué deseáis tras un muy buen orgasmo? ¿otro?

En resumen

…simplificando graciosamente (porque la sexualidad ha de ser, sobre todo, graciosa y placentera):
– No es importante un pene largo, en todo caso grueso, para lograr dar el máximo placer
– El punto G existe, no es un punto, es una zona en la que podemos acariciar el clítoris interno, no hay otra forma de hacerlo
– Las mujeres no son multiorgásmicas por naturaleza y gracia de Dios (aunque las haya, por supuesto)…., para ellas, como para los hombres….no hay mayor placer que descansar relajada (tras un orgasmo), abrazada en cucharita con su pareja. Es posible que se “repongan” antes pero….también para ellas qué placer es relajarse y sentir esos gustitos postorgásmicos!.
– Los orgasmos no se producen exclusivamente por la estimulación del clítoris, ¡es tan ridículo pensar eso sobre la sexualidad femenina!…., ellas pueden sentir orgasmos con la penetración vaginal, por un beso estupendo, por una gran caricia, …..y por mil cosas mas, nuestra piel es en realidad el mayor órgano sexual que tenemos, ambos sexos.
– Y por supuesto que sí existe la eyaculación femenina, muy placentera y poco utilizada (por temores y tabúes sobre todo, o por tener miedo a mojar la cama o por pensar que es orina o por…por mil cosas. Pero…probando se aprende, sin duda)