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ONGI ETORRI

Un hombre asesina a su mujer, también octogenaria, en Málaga

Oct 8, 2010

Málaga. 6 de octubre de 2010. Catalina G.M tenía 80 años y su marido, tadalafil Salvatore M.C., shop 82 años. Él la apuñaló en al menos dos ocasiones causándole la muerte y luego trató de suicidarse.
Ella, see debido a su incapacidad, tenía una cuidadora pero aprovechó un momento en que ella no estaba para asesinarla.
He leído en algunos medios cosas que parece que tratan de exculpar al asesino: que iban a ser trasladados a un residencia ese día por deseo de la familia puesto que ella estaba discapacitada y él se acababa de romper la cadera, que él dijo que habían decidido no vivir más, porque eso no era vida…, pero…. ¿quién le da al marido derecho a asesinar a su mujer para “librarle de las penurias de esa vida”? ¿Acaso hay una carta manuscrita de ella diciendo que estaba de acuerdo con esa “eutanasia activa”?
No, para mi (con la duda por delante, porque es presunto asesino, por supuesto, mientras no sea condenado) puede ser uno más de estos asesinatos machistas, a veces revestidos de “suicidio de pareja” en la que él mata a su mujer para que no sufra, o él se suicida pero antes se lleva por delante a su mujer porque claro “¡qué va a hacer mi mujer sin mi!”.
¡Pues vivir, eso puede hacer tu mujer sin ti!. Es un asesinato, sea con 20 años o con 80.
La violencia contra las mujeres y el machismo no cesa, esta misma semana se conocían muchos casos más. Casos donde el machismo esta vez no mataba a la mujer sino al amante, al hijo….:
Barcelona (4-10-2010): Un hombre asesina a tiros en Corbera de Llobregat al amante de su mujer
A Coruña (4-10-2010): Quema vivo a su bebé para vengarse de su mujer, de la que iba a separarse
Zarautz (6-10-2010): aparece el cadáver de un a niña . Las primeras sospechan apuntan al padre, con historial amplio de delitos de malos tratos y otros.
Sevilla (1-10-2010): Un joven con trastornos mentales mata a su madre a puñaladas en Nervión
Murcia (30-9-2010): Detenido por matar a su hermana golpeándole con una sartén en la cabeza
Valencia (27-9-2010): Una mujer resulta herida en Valencia tras ser apuñalada en el cuello por un hombre
Con esta mujer asesinada serían ya 63 las mujeres asesinadas en lo que va de año por sus compañeros o excompañeros incluidas DIEZ que el Ministerio de Igualdad no cuenta por haber desaparecido o fallecido en 2009 aunque sus cuerpos se encontraron este año (2), porque otra ejercía la prostitución y no era pareja “oficial” (1), porque otra era la madre de la pareja a quien iba a matar en realidad (1), por estar en investigación (3), por ser turistas (1) o por no haberse determinado con fiabilidad que existía una relación sentimental más que de amistad simplemente (2)). Siguiendo la campaña UNA POR UNA esta entrada TRES POR UNA visibiliza una vez más a mujeres de los siglos anteriores al siglo XX, desconocidas por el público en general probablemente por su condición de mujer, pero tan importantes como cualquier premio nobel, varón, de las mismas épocas. No deben caer en el olvido tampoco. EStanhope fue uan mujer aventurera, que pasó de casi diosa a harapienta. (podéis ver otro listado en el siguiente enlace)

LADY HESTER Lucy STANHOPE (1776-1839)

Era la sobrina del primer ministro británico William Pitt, huérfana de madre desde los 4 años. Estuvo al frente de la casa de su tío -ya que éste era un solterón-, haciendo las veces de anfitriona y recibiendo a sus numerosos invitados por lo que adquirió fama en la alta sociedad británica de ser una excelente relaciones públicas. Cuando Pitt falleció repentinamente, Lady Hester pasó a percibir una pensión vitalicia y ahí empezó su aventura:

Tras la muerte de su hermano, se trasladó a vivir a Gales y, según algunas fuentes, fue una decepción amorosa la causa de que a los 33 años emprendiera su primer viaje en barco a Grecia. Ya nunca más volvería a Inglaterra.

Después de Atenas fue a Constantinopla y desde allí emprendió viaje a El Cairo, pero el barco naufragó en una tempestad y fue a parar a la isla de Rodas. Lady Hester había perdido todas sus ropas y allí la ofrecieron vestidos de mujer turca, pero dicho atuendo incluía el velo y ella se negó a usarlo y decidió vestirse de hombre, con chilaba, turbante y babuchas. La experiencia le gustó y al llegar a El Cairo adquirió una indumentaria masculina con la que se vestiría en muchas ocasiones. Se negó a llevar velo incluso en Damasco, ciudad «integrista» en esa época, jugándose el físico, a caballo y vestida de hombre. Luego fue a Jerusalén donde era recibida con honores en muchas ocasiones. Atravesó e desierto al frente de una caravana de camellos y llegó a la ciudad de Palmira en 1813. Allí fue recibida como si fuese la reencarnación de Zenobia, una mítica reina de la ciudad. En esa época empezó a decir que había escuchado varias profecías que la señalaban como predestinada para ser la prometida de un nuevo mesías. Eese rumor le hizo ganarse el respeto de las gentes de la zona, que empezaron a llamarla Reina Hester. Ya cansada, se asentó en el monasterio abandonado de Mar Elías, cerca de Sidón, en Líbano, donde organizó su propia vivienda al estilo turco con un jardín.
Su autoridad se expandió por los territorios circundantes y adquirió suficiente poder como para que el emir Ibrahim Pachá solicitara su neutralidad antes de invadir Siria en 1832. Había logrado convertirse en poco menos que una jefa de estado y los beduinos creían que ella poseía extraños poderes.
Organizó una expedición para encontrar el tesoro y al fracasar la búsqueda, se encontró llena de deudas. Esto, unido a la muerte de su mejor amiga la sumieron en una gran depresión y decidió trasladarse a otro monasterio todavía más lejano, en Djoun donde terminó aurrinándose. Enferma y con el carácter agriado, desarrolló diversas manías, como recibir a las visitas en la oscuridad, afeitarse la cabeza y vivir rodeada de cuarenta gatos.

Falleció el 23 de junio de 1839 en una casa repleta de cosas, lo que hoy llamaríamos como «Síndrome de Diógenes». Algunos años después de su muerte se publicaron tres volúmenes con la biografía de Lady Hester Stanhope, escritos en 1845 por su médico el Dr. Charles Meryon, que la había acompañado en muchos de sus viajes.