El pasado martes, día 22, apareció el cadáver de una mujer joven maniatada en un embalse de Pilar de la Horadada (Alicante). El día siguiente se conoció la identidad de la asesinada: Laura Jimenez, de 18 años, y desde ese momento se comenzó a pensar (aunque está todavía bajo secreto de sumario y no se descarta nada), en un nuevo acto de violencia machista ya que según la tía de la víctima se habría ido con su ex-novio, A.Danilo, de 30 años, que está desaparecido desde el mismo día en que desapareció Laura, después de cobrar la paga y al que la víctima había denunciado ya en diciembre por malos tratos (si bien posteriormente retiró la denuncia). Todavía no ha sido detenido.
Con esta mujer son ya 28 las mujeres asesinadas en lo que va de año por sus compañeros o excompañeros. Siguiendo la campaña UNA POR UNA esta entrada TRES POR UNA visibiliza otra mujer importante en la historia de la humanidad que ,como Juana, murió con apenas 19 años. (podéis ver otro listado en el siguiente enlace)
Juana de Arco. Nació en la aldea de Domrémy, hija de Jaques d’Arc e Isabelle, aproximadamente en el año 1412. Murió a los 19 años y su corta vida es intensa y hermosa: una campesina que llegó a ser la más importante líder militar de la Francia de su momento.
Juana era muy piadosa. Un día, decidida por unas voces que escuchaba, emprende un largo viaje desde su aldea, con el objeto de presentarse ante el delfín de Francia, futuro rey Carlos VII. Con aproximadamente 13 años, con su tío Durant Laxart se presenta en la ciudad fortificada de Vaucoulers, con el objeto de ver a Robert de Baudricourt. Juana dice que viene de parte de su Señor, Dios, para mandar al Delfín que se condujera bien, y que no hiciera la guerra a sus enemigos, pues el Señor le daría socorro antes de mediados de Cuaresma. (ella decía que Dios le hablaba a través del arcángel Miguel y de las santas Catalina de Alejandría y Margarita de Antioquía. No le dieron mucha importancia al asunto y la mandaron de vuelta a lo de su padre.
En 1429 Juana va de nuevo a Vaucoulers, otra vez acompañada por su tío Laxart. Cuando Baudricourt le niega nuevamente ayuda a Juana, Jean de Metz, fiel de Carlos VII, que escuchaba, promete que la conducirá ante el rey. Comienzan a organizar la partida. Ella cambia sus ropas de mujer por las de hombre, que no se sacara hasta el día en que las llamas de la hoguera lo hagan.
La noticia corre rápidamente por Francia y la suegra de Carlos VII, Yolanda de Aragón, manda un mensajero diciendo que lleven inmediatamente a la doncella ante el delfín Carlos VII. En Vaucoulers la noticia produce un efecto enorme. Todos ofrecen ayuda a Juana, túnicas, calzas, polainas de cuero, espuelas y otras cosas. El 13 de febrero emprende la marcha. Andan durante las noches, para no ser detectados por los soldados ingleses y borgoñeses. En diez noches llegan a Chinon. El rey decide poner a prueba a esta doncella, un familiar tomará su lugar, y él se pierde entre la multitud, pero ella entra con una mirada serena y segura, con sólidos pasos se dirige directamente a Carlos VII. Tras varias pruebas más, Carlos VII le confía el mando de su ejército y se hace aconsejar por ella. Posteriormente es interrogada por un Consejo eclesiástico y también pasa la prueba, incluida la prueba de la virginidad, para demostrar que no es una enviada del demonio (es curioso, si fuera enviada por el demonio, no sería virgen…).
Le otorgan armadura y estandarte, soldados y dinero. Al fin, Juana lidera el ejército hacia Orleáns. En solo ocho días se logra liberar la ciudad de los ingleses. Toma varias ciudades en solo cinco días, del 12 al 17 de junio. Finalmente llegan a Reims, donde Carlos VII será coronado rey de Francia.Juana quiere pelear hasta el agotamiento, pero Carlos prefiere la diplomacia y eso la covierte en algo molesto. Luego de mucho trabajo pide al rey a que la deje sitiar París, que estaba en poder de los ingleses. Es herida y le retiran de los grandes frentes, los fracasos llegan, pero por la falta de víveres y dinero, casi abandonada por el rey.
Finalmente es tomada prisionera en una de las batallas y entregada a los ingleses. Luego de nueve meses de prisión, el 21 de febrero de 1431 comienza un proceso iniciado por la Santa Inquisición. Están presentes 45 hombres de iglesia como tribunal. Finalmente el 23 de mayo se le pide que renuncie a todo lo que ha dicho de las voces de Dios, pero Juana mantiene lo que ha dicho. El 24, se la lleva ante una inmensa hoguera. Finalmente Juana dice que hará lo que la Inquisición quiera y, para librarse de la hoguera, firma ser hereje, que jamás escuchó voces y que no vestirá mas ropas de hombre. A Juana se le había prometido la libertad a cambio de la abjuración, pero el obispo Cauchon tranquiliza a los ingleses: la condena a prisión perpetua. Tres días más tarde Juana aparece vestida nuevamente como hombre, obligada por los ingleses. El 28 el tribunal se reúne en su celda y la condenana muerte por decir que continuaba oyendo esas voces.
En el viejo mercado de Rouen se levantó la hoguera, en la cúspide del montón de leña la atan a Juana. 25 años después, se inicia en la misma ciudad que la vio arder un proceso contra los que enjuiciaron a Juana, en el cual se la declara inocente de todos los cargos y se anula el anterior proceso. El 11 de abril de 1909, más de 500 años después, se la beatifica y el 16 de mayo de 1920 el papa Benedicto XV la canoniza como Santa Juana de Arco.