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ONGI ETORRI

Amores Toxicos. Quien bien te quiere te hará llorar

Oct 18, 2008

El otro día Nieves, una amiga que suele pasarse por este blog de vez en cuando, enviaba a la lista un pequeño resumen de un artículo de Carmen Posadas. A mi este texto me viene al pelo porque hace poco hablábamos de esas personas (mujeres en su mayoría) que aguantan en una relación de incluso maltrato físico porque son víctimas de su «amor», un amor enfermizo a todas luces, un amor que no es amor sino dependencia. No se pueden relacionar ambas cosas, una debiera excluir a la otra. Conozco varios casos que me han contado en los últimos meses las propias mujeres que lo han pasado o incluso lo siguen pasando
Así que dándole las gracias a Nieves, transcribo dicho pequeño texto:

Del artículo «Amores Tóxicos» (Carmen Posadas, 2008)

«…¿Qué hace que una persona se aferre así a una relación que le es perjudicial? ¿Qué nos obliga, a pesar de toda evidencia, a intentar mantener con vida un amor que evidentemente está acabado? ¿Qué nos obliga a hacerle el boca a boca a un cadaver?
Profesionales de la psicólogía y antropología señalan varias razones para ello.
Unos dicen que las personas que se ven atrapadas en amores tóxicos son inseguras, infantiles, con una baja autoestima, que les obliga a pensar que su mundo estaría acabado sin esa persona a la que aman a pesar de los pesares.
Otros apuntan a razones económicas, o a presiones sociales y hablan también de una adicción al amor que se parece peligrosamente a otras adicciones, como el alcohol o las drogas.
A todas estas razones yo añadiría dos más que pueden parecer menores, pero quizá no del todo desdeñables:
Una es la INERCIA. El ser humano tiene una querencia innata a continuar como está. Los cambios producen temor y cuantos más años cumplimos, mayor es el vértigo.
La otra razón es una que podríamos llamar, FALSAMENTE ROMÁNTICA. Aquellas personas que sufren este tipo de adicción amorosa siguen «enamoradas»de esa persona que les hace sufrir. Pero en realidad no lo están de la persona que es ahora, sino de la que fue en tiempos, por eso, creen que la pueden cambiar, que la pueden recuperar. Eso, precisamente, es lo que yo llamo «hacerle el boca a boca a un cadáver», a pesar de la frustación que produce, a pesar también del coste personal que supone.
Sí, sin duda, lo más peligroso de los amores tóxicos es que nos impiden darnos cuenta de que no se trata de amores, sino de cadáveres y que cuanto antes los enterremos, mejor. Hay relaciones que matan y otras que no dejan vivir, dejemos que ambas descansen en paz, es lo mejor para ellos y desde luego también para nosotros.
Existe vida después del amor, estén ustedes seguros, mucha vida, por lo tanto, también la posiblidad de otros amores»