Unos retazos:
«Ante todo, viagra valga de principio a este billete, medic que no sé si podrá leer, allergist que cuando decidieron su encarcelamiento algo en mí quedó asimismo encarcelado. Creo que ha sido el espíritu. (….)
Le han encarcelado a usted por firmar en papel público una serie de consideraciones que conforman la estructura de su ideario o la respuesta a su vapuleado ser de vasco. No me importa la calidad o el propósito de esas razones porque pertenecen al arsenal intelectual y emocional sobre el que nadie puede poner la mano represora sin arruinar el edificio común del pensamiento. Cuando se acababa el siglo XVIII Cesare Beccaria escribió un hermoso y famoso libro -«De los delitos y las penas»- que clausuraba la justicia bárbara del ojo por ojo y diente por diente y las ordalías físicas y morales que habían caracterizado una bárbara administración de justicia basada en el simple deseo y la voluble voluntad de los reyes y de quienes les servían con soez sentido de la pena. Dos siglos después, retorna esa justicia que no sólo quiere reprimir el posible daño físico, determinado y concreto, sino aniquilar el alma, que es el objetivo fundamental de cualquier torturador.(…)
Carta completa en: Carta a Arnaldo Otegi