Ayer empecé esta serie de cinco partes de un ensayo escrito por Lom (psicólogo) sobre la felicidad, erectile los convencionalismos, prescription la rebelión frente al inconformismo…, esta es la segunda parte.
(Puedes ver la primera parte en: Primera parte: Yo soy cada día siendo)
PARTE SEGUNDA: El conformismo conformista
El conformismo es la mejor manera de “dormirse” y de no darse cuenta en consciencia (o no querer enterarte de nada que seria más exacto). No es que tengas que ser obligatoriamente un díscolo o un inconformista o un desadaptado…, en constante cuestionamiento del orden establecido de la cultura dominante o del éstablissement para no dejarte llevar por una anodina conducta convencional y vacua…. Pero es evidente que para ser conscientes de algo hay que seguir los pasos de nuestro propio cerebro y su manera de “pensar”. Analizar un poco el proceso que lleva nuestro cerebro para darse cuenta y organizar su conocimiento y su mundo Y estos pasos señalan que si quieres darte cuenta de algo…
– primero tienes que ser capaz de identificarlo. La identificación de los objetos ideas o hechos es necesario si pretendo darme cuenta de ellos. Identificar significa ser capaz de discriminar algo del todo. Un hecho o cosa concreta y diferenciada del todo que tengo delante. Es percatarse de algo. Mi primera consciencia. Pero claro, en cuanto a los hechos humanos (distintos del percibir objetos reales o sensibles) no siempre es fácil discriminar algo y entrarían otros factores motivacionales y de conocimientos previos en liza. Por eso se dice que nadie es mas ciego que el que no quiere ver. Podrás tener algo delante de ti o te lo estarán diciendo pero si no quieres verlo… no lo verás y permanecerás en la inconsciencia ante ello.
– una vez identificado, se da el segundo paso: la comparación. Esta se produce en cuanto discriminas dos o mas hechos u objetos. Si no comparo adecuadamente no acabo de discriminar del todo. Comparar me permite evaluar lo discriminado o identificado en función de otros parámetros de discriminación que he realizado con otros objetos o hechos por lo que mejora mi percepción y mi ”darme cuenta” de algo y a su vez lo que permite es una primera evaluación del riesgo o de la oportunidad del hecho u objeto . Me permite darle una primera importancia y el poder situarlo en un sentido u otro, en una elección o rechazo o en una aceptación o rechazo. Pero para comparar bien hay que saber, tener experiencia de algo más.
– el tercer paso nos hace empezar a asimilar mejor la consciencia del hecho u objeto: el clasificar. Aquello que comparamos lo clasificamos. Lo encajamos en categorías nuestras según nuestros conocimientos y datos de la experiencia lo que nos permite aprehenderlo mejor. Tenerlo “controlado” situado dentro de nuestra consciencia de manera ordenada y capaces de manipularlo o manejarlo de forma que nos sirva en nuestra vida para aprender o funcionar. Una buena clasificación ordena nuestro mundo personal. Nos permite entender las cosas y darles una importancia en particular. Es un primer paso para comprender algo una vez reconocido, comparado y asimilado en nuestro esquema mental.
– a partir de aquí, nuestro complejo pensamiento desarrolla habilidades como la asociación y la relación de las cosas entre si y nos permite inferir, hacer hipótesis, calcular, obtener nuevas respuestas, interpretar y descubrir…. mediante la lógica reflexiva. Es nuestro pensamiento superior. Estos procesos nos permiten a su vez identificar nuevas cosas o hechos y nuevas comparaciones cada vez más ricas. Darnos cuenta de otras ideas o relaciones, caer en la cuenta de algo… sacar conclusiones.
– pero el razonamiento hipotético-deductivo no lo es todo. Surgen nuevas lógicas y analogías, el pensamiento lateral o creativo y nuevas formas de darnos cuenta de algo por captación global, por intuición o por un ¡aja! no derivado de un proceso lógico formal siempre..Todo un misterio por investigar aun… Entonces “sientes” mas que “piensas”. Captas de otra manera y te das cuenta con todo tu ser de algo… Estos son otros pensamientos lúcidos y capaces de darse cuenta de algo pero esto es otra cuestión que nos transciende ahora.
Volvamos al principio. Decíamos que se trata de no estar “dormido” en los laureles” y de pensar, pensar con consciencia o lucidez. De cuestionarse las cosas para replantearse lo necesario y de no aceptar sin más lo que se dice o lo que pasa sin darle un sentido “pensado”. No se trata de que sea malo seguir la corriente o estar perfectamente integrado en el sistema. Se trata de si además de esta actitud o postura existencial podemos incluir otras que amplíen nuestros horizontes y si merece hacerlo.