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ONGI ETORRI

CUBA e ISRAEL. Dos formas de comportarse.

Mar 31, 2010

A Cuba últimamente le están lloviendo críticas, doctor incluso de sectores de izquierda, por su mala gestión política e la oposición interna.

Fijaos, he mentado la palabra «Oposición interna». ¿Pero es que hay oposición interna en Cuba?….. hasta hace bien poco, según los anticomunistas, los anticastristas, los capitalistas más liberales, los gobiernos antidemocráticos, los fatxas…., no había oposición en Cuba porque no se podía uno oponer en Cuba porque lo mataban.

Pero resulta que sí, que hay oposición, que siempre la ha habido, y que no por ser opositor te matan o te encarcelan. ¡Claro que Cuba no es una democracia!, ellos mismos lo dicen sin ningún problema (lo mismo que España tampoco  es una democracia, por mucho que sí llamen a este Reino regido por sistema de partidocracia con leyes totalmente antidemocráticas).

No es una democracia porque el sistema politico de Cuba es distinto. Pero que no sea una democracia de partidos, tal y como se mal-entiende, no implica que haya menos libertad que en otros paises de los alrededores, por ejemplo. Personalmente creo que en en Cuba hay más libertades hoy en día, año 2010, que en más de la mitad del resto de paises de Ámerica, «democráticos» ellos.

Y por ello, en esta Cuba del siglo XXI hay oposición, una oposición que se ve y que se nota. Una oposición a un Gobierno que permite que existan «Damas de Blanco» que además pueden ser grabadas por cámaras de diversos paises en sus manifestaciones, una oposición a un Gobierno que permite que un personaje tan dudosamente político o tan manipulado como Fariñas esté en huelga de hambre en su propia casa y sean grabadas sus entrevistas enseñando su estado demacrado por la huelga, una oposición aun Gobierno que no esconde a sus disidentes, ni los ejecuta, ni los encierra en cárceles secretas….

Este escrito viene  cuento de otro que hace unos días escribía Breno Atman en Diario de Urgencia Latinoamericano. Breno comparaba la situación de Cuba e Israel, dos paises que había visitado el presidente Lula; y la forma de destacar las palabras o los silencios de Lula en ambos casos. Este es el resumen de dicho texto, conviene leerlo para poder criticar con razones de peso:

Lula defendió en Cuba la autodeterminación de la justicia cubana y los voceros internacionales (la mayor parte pagados con los sueldos del capitalismo líberal) se echaron las manos a la cabeza criticando a Lula por no criticar a su vez al régimen castrista, incluso artistas de «izquierdas» entraron en ese juego «políticamente correcto».

Hubo, y hay, campaña de denuncias contra una supuesta falta de respeto a los derechos humanos en la isla caribeña. Pero no hubo, en los medios más importantes, ni una sola noticia o discurso significativo sobre cómo Israel, nuevo destino del presidente brasileño, trata a sus presos, a sus minorías nacionales y a sus vecinos.

HECHOS:

En el caso cubano fallecido tras un ahelga de hambre, Orlando Zapata, un supuesto “disidente” en huelga de hambre por mejores condiciones carcelarias, detenido y condenado por delitos comunes, fue atendido en un hospital público por orden del gobierno pero no resistió y falleció. NADIE ha formulado acusaciones de tortura o ejecución extra legal. A lo sumo hubo insinuaciones de opositores sobre un retardo en la atención médica, aunque es posible imaginar el escándalo que se habría armado en el caso de que el prisionero hubiese sido alimentado por la fuerza. Sin embargo, aún no teniendo la menor evidencia de que la muerte del disidente, lamentada por el propio presidente Raúl Castro, hubiera sido provocada por el Estado, los principales medios y agencias de noticias se lanzaron contra Cuba con el puñal entre los dientes. Y después continuaron el Parlamento Europeo y el gobierno estadounidense amenazando al país con nuevas sanciones económicas.

Otro opositor, Guillermo Fariñas, en cuya biografía se combinan muchos actos delictivos y alguna militancia anticomunista, aprovechó el momento de conmoción para declararse también en huelga de hambre, apareciendo día sí y día también en fotografías que están dando la vuelta al mundo, protestando contra la situación en los presidios cubanos y exigiendo la libertad de los presos políticos.
El gobierno le ofreció un permiso para emigrar a España para recuperarse allí y españa aceptó, pero Fariñas, que no está preso y hace su huelga de hambre en su casa, rechazó la oferta. Sus apoyos políticos, conscientes de que la Constitución cubana determina la absoluta libertad individual para someterse o no a un tratamiento médico, lo incitaron a intensificar su sacrificio, ya que no le atenderán por la fuerza hasta que su colapso convierta en imperativa su hospitalización. Porque…, ¿de que le sirve Fariñas vivo a la oposición?

El presidente Lula hizo público, en su estilo, su rechazo al chantaje contra el gobierno cubano. Quizás su actitud habría sido diferente, aunque de manera discreta, si hubiera tenido la evidencia de que la situación de Zapata o de Fariñas habían sido el resultado de actitudes inhumanas o arbitrarias de las autoridades.

Sin pruebas de que un gobierno constitucional violó normas internacionales, es razonable que el presidente de otro país guíe sus actitudes basado en el principio de la autodeterminación de las naciones en el manejo de sus asuntos internos.

Hasta ahí con CUBA, pero Lula actuó con la misma prudencia con respecto a ISRAEL, país al que llegó el pasado día 14 de marzo, a pesar de la abundante evidencia que compromete a los sionistas con la violación de derechos humanos.

Sin embargo, las palabras de Lula en relación con Cuba y su silencio sobre el gobierno israelí se trataron de manera notablemente diferente. En el primer caso, los apóstoles de la democracia occidental no han perdonado la negativa del presidente de Brasil a unirse a la ofensiva contra La Habana y a legitimar el uso de los derechos humanos contra un país soberano. En el segundo caso aceptaron respetuosamente el silencio presidencial.
A decir verdad, no sólo los articulistas y políticos de derecha tuvieron ese comportamiento hipócrita. Porque de la misma manera se comportaron algunos parlamentarios y blogueros considerados progresistas pero temerosos de enfrentarse al poderoso monopolio de los medios de comunicación y dispuestos a pagar el peaje de la demagogia para lograr un éxito personal, aun a costa de renunciar a cualquier reflexión crítica sobre los hechos en cuestión.

Más hechos:

El Estado sionista es uno de los países con mayor número de presos políticos del mundo, con cerca de 11.000 prisioneros incluyendo a niños y, en su mayoría, sin que hayan tenido un juicio. Más de 800.000 palestinos han sido encarcelados desde 1948. Aproximadamente el 25% de los palestinos que permanecen en los territorios ocupados por el ejército israelí han estado en la cárcel en algún momento. Las detenciones han afectado asimismo a los dirigentes palestinos: 39 diputados y 9 ministros han sido secuestrados desde junio de 2006.
En ese país la tortura está legitimada por una sentencia de la Corte Suprema que autorizó el uso de “técnicas dolorosas para el interrogatorio de prisioneros bajo custodia del gobierno”. Nada de esto ni siquiera se ha insinuado contra Cuba, tampoco por parte de organizaciones que no tienen la más mínima simpatía por su régimen político.
Pero las violaciones de los derechos humanos en Israel no se limitan al tema carcelario, que sólo es una parte de la política de agresión contra el pueblo palestino. La resolución 181 de las Naciones Unidas, que creó el Estado de Israel en 1947, disponía que la nueva nación tendría un 56% de los territorios coloniales británicos sobre la ribera occidental del río Jordán, mientras que el restante 44% se destinaría a la construcción de un Estado del pueblo palestino, que antes de esa resolución ocupaba el 98% del área objeto de esa partición. El régimen sionista, violador reiterado de las leyes y acuerdos internacionales, controla hoy más del 78% del antiguo Mandato Británico si se excluye la parte ocupada por Jordania.
Más de 750.000 palestinos fueron expulsados de su país desde entonces. Israel demolió más de 20.000 casas de ciudadanos no judíos entre 1967 y 2009. Además Israel está construyendo, desde 2004, un muro de 700 Km. de longitud que aislará a 160.000 familias palestinas y controla más del 85% de los recursos hídricos de las áreas que corresponden a la actual Autoridad Palestina. Por lo menos 600 puestos de control fueron instalados por el ejército israelí dentro de las ciudades palestinas. Las leyes aprobadas por el parlamento sionista impiden la reunificación de las familias que viven en diferentes municipios, además de incentivar los asentamientos judíos más allá de las fronteras internacionalmente reconocidas.

Ésas son algunas de las características que definen el sistema sionista de apartheid, en el que los derechos soberanos del pueblo palestino están limitados a verdaderos bantustanes, como en la antigua y racista Sudáfrica. El resultado de este panorama es una escalada represiva cada vez más brutal promovida como política de Estado.

Sin embargo los principales medios de comunicación guardan silencio ante estos hechos. También permanecen mudos los líderes políticos conservadores. Y tampoco se oye nada de algunas personas, presumiblemente progresistas, siempre dispuestas a apuntar con el dedo acusador a la revolución cubana.

Quizás porque los derechos humanos sólo provocan indignación a esta gente hipócrita cuando la supuesta violación de esos derechos humanos se vuelve contra las voces de la civilización judeocristiana, de la democracia liberal, del libre mercado y del anticomunismo. No le faltó razón al presidente Lula cuando reaccionó enérgicamente contra el cinismo de los ataques al gobierno de La Habana.

Gracias Lula.