Hoy quería compartir con todo aquel que quiera leerlo, esta poesía que es un himno. Se escribió en 1963 y fue escrita en euskera por el gran Gabriel Aresti con el título “Gure Aitaren Etxea (La casa de mi padre). Según el compositor y filólogo navarro Patxi Oroz Arizkuren, es el poema secular más traducido del mundo: se han grabado 740 versiones al menos.
Y lo traigo porque viendo el mundo como está, con el calentamiento global, con el medioambiente en crisis, con las locuras de Trump y Putin, con las sectarias ideologías que promueven el asesinato por motivos religiosos, con la adoración en exclusiva a Don Dinero en su máximo apogeo…O más cerca, viendo el retroceso de los derechos colectivos, las leyes mordazas crecientes, las censuras, el racismo y la xenofobia en auge, el neofascismo que recorre el país amparándose en las manipulaciones y mentiras mediante redes y mucho dinero…, este poema nos debe recordar que no podemos dejar de luchar por todo aquello por lo que nuestros padres lucharon y construyeron. Ni por ellos, ni por nuestros descendientes. Defenderé la casa de mi padre de todos esos enemigos.
Este es un poema que desde la simbología más vasca íntima del caserío euskaldun, cruza cualquier frontera para ser algo universal. Ni aunque nos repriman, ni aunque nos maten, no dejaremos de defender la casa de nuestro padre. (tenéis el verso en su original en euskera y en traducción al castellano):
EL AUTOR
Gabriel Aresti Segurola es quizá el poeta más reconocido de la literatura vasca en euskera. Nació en Bilbao en 1933 y murió, con sólo 41 años, en 1975. Fue miembro también de Euskaltzaindia.
Aunque su padre era euskaldun y hablaba en ese idioma con su padre, el abuelo de Gabriel, a él siempre le hablaron en castellano y no aprendió euskera hasta los 12 años y de forma autodidacta. Sus primeras obras no tuvieron buenas críticas , quizá por l enrevesado de su pensamiento filosófico. Posteriormente creó su propio imaginario personal y colectivo , influenciado por Blas de Otero, Gabriel Celaya, Bertold Bretch… aproximándose a la poesía social. Su mayor éxito lo consigue con la serie de obras “Harria» (Piedra): Harri eta herri (Piedra y pueblo, de 1964), Euskal harria (la piedra vasca, de 1968) y Harrizko herri hau (Este pueblo de piedra, de 1970) y la última de ellas, «Azken harria» («La última piedra»), donde está el poema del que hablamos.
No sólo escribía poesía, también escribió novela, cuento y teatro así como diversas traducciones al euskera de obras de Lorca, Eliot, Boccacio… También es autor de la gramática Batasunaren kutxa y, junto a Xabier Kintana, del diccionario Hiztegi tipia. Discípulos suyos son Sarrionandia, Juaristi o el mismo Atxaga. Además es el fundador de la editorial Lur y colaboró con cantautores como Mikel Laboa, Oskorri y otros.
Como académico, defendió la unificación del idioma (euskera batua) frente a los más puristas. En 1964 consiguió el Premio Nacional de Poesía por el libro poético “Harri eta herri”.
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El gran escultor Eduardo Chillida tomó este título, Gure aitaren etxea, para llamar de esa forma a su escultura de hormigón en homenaje a la paz situada cerca de la Casa de Juntas en Gernika.
Además, en el Parque Meatzalde Goikoa Parkea, de La Arboleda en Trapagaran (Bizkaia), hay una escultura titulada “Zutik” (en pie) con el poema en euskara y castellano en homenaje a dicho verso. Está realizada por el escultor bilbaíno Juanjo Novella Zugaztieta (foto de paisajesdebizkaia.blogspot.jpg)