Mi amigo Larri me enviaba este texto que no sé quien lo escribió pero que me encantaría haberlo escrito yo mismo. Quizá la fiebre alta que produce la Gripe A te hace ver cosas especiales, advice o ese paracetamol que te hace dormitar sin darte cuenta o ese músculo que te duele, ya no sabes cual es, lo mismo te duele el cuello, el muslo, la mano…. O quizá la combinación de todos esos síntomas y el bombardeo sobre la gripeA en todas las televisiones y diarios. El caso es que el autor veía más allá que cualquier otra persona. Y lo que ve, lo que siente…lo hago mío en estos momentos. Pasad buen fin de semana compañeros, compañeras.
«Imaginemos un oscuro día de invierno, cuando nos encontramos en una habitación caliente y fuera hace frío… si acercamos la parte trasera de la espalda a la ventana sentiremos que se enfría… la espalda, no la ventana. Bien pensado, se trata de algo sorprendente, puesto que el aire que hay entre el culo y la ventana, que es el de la habitación, está caliente. Por eso no se enfría antes dicha zona anatómica; sólo lo hace al acercarlo a la ventana. Por lo tanto, la zona glúteo-femoral no se enfría porque haya perdido calor por conducción o por convección; perder calor de esa forma en una medida significativa sólo hubiera sido posible si el aire hubiera estado bastante más frío que el culo. Lo que ocurre es otra cosa: el calor se pierde por radiación.
La radiación es un fenómeno físico, un fenómeno que tiene lugar entre dos objetos que no se encuentran en contacto. Cuando hay una diferencia de temperatura entre esos dos objetos, se produce una radiación electromagnética del cuerpo más caliente al cuerpo más frío. En este caso entre el culo y la ventana. Es una radiación infrarroja; esto es, una radiación cuya longitud de onda es más larga que la que corresponde al color rojo o, lo que es lo mismo, de menor frecuencia que la del rojo.
Los seres humanos no vemos radiaciones en esa zona del espectro electromagnético. Sí detectamos la transferencia de calor, pero somos incapaces de “ver”, -como vemos la luz-, la radiación que nos envían los objetos que están más calientes que nosotros.
“Y todo esto ¿a qué viene?” Se preguntará más de un@. Pues viene a que el espectáculo que supone disfrutar de la parte trasera de la espalda desde una óptica privilegiada. El ambiente es indescriptible, los paisajes son grandiosos y nada le hace justicia. Y hay pocas experiencias más intensas que bajar por la espalda de una mujer a velocidades imposibles sin pretil, ni freno ni cortapisa y siempre rozando el borde del precipicio. Pocas veces lo he pasado mejor y todavía no sé por qué. Es irracional, pero es así.
Bibliografía:
1.- F. Aboud, El Mironova, I. Vanilovich, R.W. Platt, L. Matush, S. Igumnov, E. Fombonne, N. Bodganovich, T. Ducruet, J.-P. Collet, B. Chalmers, Kramer, M.S., E. Hodnett, S. Davidovsky, O. Skugarevsky, O. Trofimovich, L. Kozlova & S. Shapiro. 2008. Breastfeeding and child cognitive development. Archives of General Psychiatry 65: 578-584.
2.- Lassek, W.D. & S.J.C. Gaulin. 2008. Waist-hip ratio and cognitive ability: is gluteofemoral fat a privileged store of neurodevelopmental resources? Evolution and Human Behavior 29: 26-34.
Pos-data:
He de reconocer que lo que he escrito es una gamberrada de tomo y lomo pero, por Dios, cómo disfruto con este tipo de delirios mentales… sufriré algún tipo de degeneración nerviosa a posteriori, quizá acabaré como Nieztsche y su superhombre…? Quién lo sabe…
Pero ya que he que cogido carrerilla y resuelto que una de las cosas más frías del planeta es el culo de las mujeres, intentemos analizar otra de las maravillosas partes que componen la anatomía de una mujer. Estudios epidemiológicos de William Lassek y Steven Gaulin, de la Universidad de Pittsburgh y de la Universidad de California en Santa Bárbara, respectivamente, aseguran que las mujeres con el cociente más bajo cintura/cadera tendrán hijos más inteligentes. Es decir, las mujeres con las caderas mucho más anchas que la cintura, o sea, con las tan odiadas «cartucheras», tendrán los hijos más listos. Para ello estudiaron las características físicas y de inteligencia de 16325 mujeres y de sus 4019 niños/as (como siempre igualdad de género, exigencia de mis amig@s) y adolescentes. Y descubrieron lo ya mencionado: la acumulación de ácidos grasos omega 3 en la zona glúteofemoral , es decir, el culo y los muslos, da más probabilidades de tener un hijo inteligente. Según los autores, esa reserva de ácidos omega 3 es ideal para el desarrollo del sistema nervioso del feto y, por lo tanto, de sus futuras habilidades mentales y también sabemos que los ácidos grasos omega 3 son muy abundantes en los peces marinos ricos en grasas. Debe tenerse en cuenta, por tanto, que los ácidos grasos que deben ingerirse, – parte de los cuales se acumularán en nalgas, caderas y muslos-, son los que contiene el pescado graso: chicharros, verdeles y mojarras, por ejemplo. Comer txuletas o bollycaos no sirve ; nalgas y muslos engordan, sí, pero el cerebro no obtiene beneficio alguno de ello, o sea q a comer pescado como locas q es muy sabroso.
Dios mío, voy a parar q no voy por buen camino… pero qué coño, ya que estoy lanzado y cuesta abajo, voy a rematar la jugada… ahí va:
Si una no tiene las cartucheras siempre puede intentar algo una vez que el/la niño/niña ha nacido; además de educarle, quiero decir. Para ello, Michael Kramer y sus dieciocho colaboradores de la Universidad McGill, de Québec, nos dan una pista: dar el pecho a los hijos/as, de manera exclusiva y prolongada, mejora el desarrollo de la inteligencia del niño/a. Para llegar a esta conclusión, los autores hicieron el seguimiento de 17046 niños/as, alimentados por sus madres, durante dos periodos: en 1996 y 1997 y, posteriormente, del 2002 al 2005. Según los autores, las madres que amamantan a sus hijos/as les dedican más tiempo, juegan con ellos/as, interaccionan con sus hijos/as en una fase muy importante del desarrollo de su sistema nervioso y, de esta manera contribuyen a su mayor inteligencia.
En resumen, hijos/as más inteligentes para las mujeres con caderas anchas y pechos colmados, dispuestos para alimentar a sus retoños. Quizá una imagen no muy moderna de la mujer, según los estereotipos de nuestra sociedad occidental actual, pero así son los hallazgos de la ciencia, a veces no nos acaban de gustar del todo.
Ahora sí, q me he sobrepasado y termino antes de q algun@ quiera hacer salchichas con mis tripas…
Muxuak guztioi¡¡¡