IBASQUE.COM

ONGI ETORRI

La crisis de los 30, los 40, los 50, los 60…

Sep 10, 2008

Lom nos envía esta reflexión sobre las crisis de la edad por las que todo pasaremos, seguramente, una y otra vez: la crisis de los 30, de los 40, de los 50….
Una pequeña lectura que nos hace reflexionar sobre nosotros mismos y que merece comentarios

Crisea que algo queda
La primera crisis de edad adulta que recuerdo fue a los 34 años. Sí. Ya sé que se dice que las crisis se dan o señalan más alrededor del final de las décadas. Como muy bien comentaba un buen amigo en su blog hace poco. Y es que ese cambio de dígito de las decenas… nos trae de sopetón a la consciencia el tiempo que ha pasado de una manera brusca y repentina. Así es. De repente, te levantas y… ¡ha pasado una década! .. ¡Ojo! que no es cualquier cosa. Es diez navidades, diez vacaciones, diez cumpleaños, diez revisiones médicas en el curro, diez años de préstamo interminable (¡lo que has llegado a pagar! mejor ni lo cuentes) diez loterías del Niño echadas por la no tocada de Navidad… que tampoco te han tocado.., diez declaraciones de Hacienda, diez seguros de casa, coche, vida, ….diez…propósitos serios de “mañana empiezo régimen” o “mañana ordenaré todo esto”…. DIEZ, como los diez mandamientos…..los diez puntos cardinales o los diez jinetes del Apocalipsis….(ya, ya .. que es broma, que son cuatro ambos pero ¡que pasa! No sabía que más decir).
Esto del cambio de dígito tiene su cosa. No solo cambia la decena sino que le acompaña un cero como un caballo de grande. ¡Un cero! Un CERO PATATERO como decía Ansar. Un puñetero vacío que significa “nada”, un empezar de cero….. sin saber que hacer… Así que no me extraña que la crisis se dé en esos momentos. Lo tiene todo el numerito en cuestión, Un número más alto y un vacío nuevo a su lado…Aunque para ser objetivos, no siempre eso de “estoy en crisis” es algo malo. A veces supone una sensación de madurez y plenitud…. y un saber que has alcanzado metas o que estás en plenas facultades… Reconozcámoslo. De hecho, realmente solo es “mala” cuando lo percibimos simultáneamente a la sensación de que me queda menos tiempo o de que he perdido (el) tiempo… o de que se me ha escapado algo que deseaba haber tenido…
En Estados Unidos está de moda la crisis de la mitad de la vida (en plan más económico se le llama “reorientación de la carrera profesional” ). Esa que de repente te hace cambiar todo….(o perderlo)… de trabajo, de residencia, de vocación, de pareja, de hijos y de club de petanca y hasta de calzoncillos (ya era hora…). Quizá podríamos asociarla con la frase hecha esa que dice “¡a la vejez viruelas!” que no tengo ni idea el por qué “viruelas” o si eso tiene otro significado que desconozco pero si se que está claro que hace referencia a “¡que le den!” o “ que me quiten lo bailao”. ¡Vamos! una justificación para hacer lo que se me pone sin mayor análisis moral o prudencia propia de la edad.…. Digo esto porque esa crisis se da en torno a la década que va de los cuarenta a los cincuenta (y sí es la que he sentido yo, a mí se ha dado más en esos últimos que es donde me encuentro). Y es la que me está motivando a escribir estas líneas a ver si me desahogo un poco y consigo entenderme otro poco de paso.
Pero volvamos al principio. Decía que tuve la primera crisis a los 34 en vez de a los 30 por la sencilla razón (o engaño) que en aquellos años aplicaba la frase manida esa que dice que “aun no he llegado a la edad de Cristo”.. y claro, cuando me quise dar cuenta habían pasado tres años más y cayó de sopetón todo lo que uno se dice en esos momentos de lo que debiera haber hecho, las metas no logradas, las responsabilidades en aumento, y las veces en que noté que me llamaban “señor, ¿me puede decir la hora?” o “este señor le dirá..”…mmm…… Señor…. Esa palabra supuso todo un título de crisis. ¡era un señor y no un chico!..¡Oh! cielos…. Me estaba haciendo grande (no mayor..) y entonces vi que faltaban solo seis añitos para llegar a los cuarenta. Me entró una prisa enorme por hacer cosas.
Esa vez no me di cuenta de algo que si pude percibir en la siguiente década. Y es que las crisis estas realmente no se tienen por edad sino por instantes de “lucidez” si se puede llamar así, momentos para darte cuenta de repente del tiempo transcurrido. Creo que lo de la edad, lo del cambio de dígito y su cero patatero son reales como factores de crisis pero no son la verdadera causa. Mi experiencia al respecto es que eso de la edad nos sirve de pretexto para justificar una crisis existencial o personal originada por otras cuestiones o experiencias particulares.
Sin embargo vivimos un ritmo un tanto acelerado y poco consciente. La rutina cotidiana, laboral, semanal, mensual,…. Nos embarga demasiado y imbuye en un pasar el tiempo sin darnos cuenta . Pero además, las propias experiencias de esa cotidianeidad marcan huellas que se van acumulando así que cada nueva década son más las cosas perdidas… o las no logradas, que viene a ser lo mismo.
De lo que si me di cuenta allá por los treinta y tantos es que llevaba un montón de tiempo echando la primitiva sin que me tocara y que ¡joder!, que a ver cuando me iba a tocar, que tenía muchas cosas pensadas….Iluso de mi. Bueno, de todas formas hay que tener ilusión pero la sensación mágica esa de que “si me tocara la primitiva…” tuvo un bajón motivacional claro.. Vamos que había que seguir trabajando, pagando el préstamo y dejando sin cambiar el mueble ese que tanto quería cambiar mi mujer. En fin….Que ya no tenía la edad de Cristo y todo seguía igual…
Pero señores (barra as),. la crisis se pasa (normalmente), esa vida en la que te imbuyes te hace que la olvides y sigas el ritmo que te marca tus obligaciones de esposo, trabajador, padre, amigo y contribuyente…. Hasta que vuelve el dígito nuevo con su cero vacío….y ¡hala! Toca crisis de nuevo…. Ya tengo pretexto para justificar mi situación personal de nuevo…¡Joder cómo pasa el tiempo!.
Pero a los cuarenta no la sentí. Me rodeaban amigos con su angustia vital y yo más pancho que pancho… Ya ni me importaba que me llamasen “señor”. Así que me salté una, mira tú.
¡Ay! Pero la edad no perdona y cuando me he querido dar cuenta he cumplido los cincuenta y entonces si. Creo que a los cuarenta me decía en plan optimista que aun no estaba en la mitad de la vida así que no había por que preocuparse. Creo que no hacia la cuenta bien. Ahora la hago y digo, a ver, 50 + 50 = 100….. ¡Glups! Que voy para abajo….
Así que heme aquí descubriendo que ya lo pasé y sigue sin tocarme la primitiva. Es más ya puedo contar los años para la jubilación. Puedo observar la caída de mis facultades, la flacidez del cuerpo, las motivaciones que a veces no son o desaparecen con un descreimiento o escepticismo remachado por frustraciones, cansancios y cosas que te pasan en la vida… cosas…..frustrantes cositas…
Dejemos de acudir a quejas y lamentaciones… Lo que me he dado cuenta es que la supuesta crisis esta de los cincuenta no ha sucedido realmente a esta edad sino un par o tres años y especialmente los dos últimos. Y revisando, revisando resulta que más que una crisis de edad ha sido fruto de unas experiencias emocionales y vivencias que han calado dentro haciéndome ver que tengo fecha de caducidad y lo que es peor, que los deseos y aspiraciones de conseguir algunas cosas se han frustrado y a diferencia de otros momentos o edades tengo la clara sensación de que no se repetirán. Esto ha sido una percepción que nunca había tenido. Saber que lo perdido no lo recuperaré y lo que no he merecido ya no tiene otra oportunidad. Saber que lo que no me han dado o lo no conseguido por mucho que lo haya deseado, ya no se me concederá.
En fin, que la susodicha crisis la veo ahora pero en realidad ha sucedido desde hace dos años. Dos años especiales en los que he visto lo perdido o no recibido. Me importan un bledo, realmente los cincuenta. Lo que me importa es estos dos años anteriores y su desgaste. Por eso ahora toca desprenderme del lastre y tirar para adelante con nuevos compromisos y gestar nuevas ilusiones. Pero jode. No vamos a decir que no. Los errores cometidos y las vivencias sufridas no te dan otra oportunidad y las personas con las que me he rozado en ellas, tampoco. Es hora de sostenerse a si mismo y no de buscar sostén. Y confiar en que hayas aprendido los cambios que necesitas para disfrutar, aunque con descreimiento del nuevo acontecer. Ya no me creo nada. Si . Esa es la nueva clave. No me creo nada ¿será malo? ¿será un “a la vejez viruelas?”
Los viejos hablan de los tiempos perdidos o de aquellos tiempos.. como algo que no volverá. Yo no soy viejo (ya me harán los demás eso) pero creo que es cierto que eso que ya no es no será de nuevo. Algo así.
Bueno, estoy en la edad esa de que te dicen con suerte “que joven pareces” o “no aparentas esa edad”..Y yo me pongo a pensar que quien me lo dice suele ser más joven y a diferencia de mi, no ha pasado la crisis de los cuarenta y ocho… (¡que cincuenta que leches!) ni sienten que lo no conseguido o lo que no te han dado y querías no pueden tener otra oportunidad. Yo quiero esa oportunidad pero no depende de mi sino de otras personas. Aunque por pedir que no quede.
Eso si, seguiré echando la primitiva aunque sea por si me toca poder despotricar con un “¡a buenas horas, mangas verdes!” y si alguien me viene ofreciendo ahora algo que quise hace dos años… espero no montarle la bronca en exceso ( ¡Oh! cielos, ¿estaré convirtiéndome en un refunfuñador nato y frustrado? Espero que no. Lo digo sobre todo por mi mujer que no tiene la culpa de mis frustraciones y que siempre está ahí, a mi lado.. mmmmm….. me encanta tenerla)
La verdad es que he escrito esto para desahogarme un ratito pero estoy bien. Mejor reírse un poco de estas gilipolleces de empanadas mentales de cincuentón (joder como suena eso, perdón por los cincuentones) Pero es verdad. Al fin y al cabo de estas cosas se aprende (espero) y con un poco de suerte y esfuerzo personal la cosa seguirá sin tener que echar todo por la borda y si algún amigo o amiga tiene que aguantarme que lo haga que yo también lo he hecho en otras ocasiones.
De todas formas tengo consciencia clara de la causa de una gran parte de mi crisis pero ni puedo decirlo del todo por dos razones. Una que la o las personas implicadas en mis experiencias frustrantes que me han llevado a donde estoy es posible que no acepte(n) ni la mitad de las cosas que pudiera decirle(s) con cierto resquemor ni creo que aceptase(n) la responsabilidad que les corresponde o el compromiso kármico que han generado por igual, su propia falta de compromiso. Otro, porque no creo que lamentarme por mi desdicha sea bueno para nada. Ni voy a convencer a esa(a) persona(s) implicada(s), ni voy a dar satisfacción a mi mujer que es la que tiene que soportarme al lado todo los días y que es quien, en definitiva se traga mis “crisis” aunque no sea ella la causante…
Bueno, ¡qué le vamos a hacer! Las oportunidades se pierden y lo pasado ya no se puede cambiar, ….quedarse colgado del mismo tampoco da mucha satisfacción que digamos salvo esa sensación de rabia por no tener…. Así que mejor buscamos otra alternativa motivacional, otro “borrón y cuenta nueva” y otra manera de llenar vacíos que no sean falsas ilusiones que te lleven a una nueva crisis de confianza…..
La verdad es que creo que he aprendido. No significa esto que ahora sea más fuerte sino que se cual es el punto débil que me ha ocasionado problemas y lo que no debo dejar escapar si la oportunidad se presenta. Vamos que al final tendré que agradecer tener una crisis y a las personas que hayan participado en ella generando vacíos o reforzando frustraciones que me han llevado finalmente a ser el escritor de este texto y a tomar conciencia de mi rabia o mi incredulidad o mi pasotismo por edad…. mientras “criseo” en fin de semana..
“a quien le importa lo que yo diga, a quien le importa lo que yo haga….tarará tarará “ decía una canción de Alaska creo. Pues eso. Que nada, que todo está bien, todo marcha bien, no necesito viagra y de nada tengo que preocuparme. Bueno si, de que me toque la primitiva de una puñetera vez antes de que me llegue la jubilación que no me he hecho un plan de pensiones.. Y mientras esto no sucede.. me iré haciéndome algunas preguntitas como… ¿A que edad real tendré mi crisis de los sesenta? ¿Qué experiencias reales serán las sufribles antes? ¿me habrá tocado la primitiva? ¿se habrán satisfecho “ciertas” de mis fantasías mas deseadas? ¿pagará la vecina todo lo que debe desde hace años? Y lo que es más importante ¿que hago de comida mañana?
Pues nada, feliz crisis a todos. Así que ustedes criseen bien muy bien… “señores” barra “as” (jijiji..)

Una frase que he leído hoy….

Si comienza uno con certezas, terminará con dudas; mas si acepta empezar con dudas llegará a terminar con certezas (Francis Bacon)