Del Diario SUR (en ibercampus AQUÍ), sale leo la siguiente noticia que considero preocupante: «Las universitarias son las que más tardan en denunciar los malos tratos».
Los malos tratos no respetan ni edades, buy ni nacionalidades ni posición social: hay víctimas menores de 20 años y mayores de 60, inmigrantes, madres, analfabetas y con estudios. Pero llama la atención que sea precisamente este último sector, el de las mujeres con estudios universitarios al que más le cuesta asumir que están siendo maltratadas y denunciar a su agresor.
Estos datos se extraen de los los resultados del primer semestre de 2007 del Instituto Andaluz de la Mujer (IAM) en Málaga presentados ayer por su coordinadora, Pilar Oriente.
Estas jóvenes -105 en este periodo- acuden a nuestro centro para buscar información y orientación, pero su complejidad de conocimientos y el rechazo absoluto a ser protagonistas de una historia como ésta hacen que tarden más en reconocerse a sí mismas como víctimas», explicó Oriente en rueda de prensa.
En lo que va de año, más de 1.100 mujeres han sido atendidas por este organismo por cuestiones relacionadas con los malos tratos, y en la mayoría de los casos han llegado empujadas y acompañadas por amigas o conocidas que sabían la situación. De ellas, co0mo señalábamos, más de un centenar tenían estudios universitarios. Es casi el mismo número que suman las mujeres mayores de 60 años atendidas en el primer semestre de este año, también por cuestiones relacionadas con la violencia de género.
Asimismo, según oriente 43 chicas menores de 20 años demandaron servicios de este tipo y resaltó que «no sólo es un dato significativo porque años atrás gente tan joven no denunciaba este tema, sino porque muchas de ellas con 17 años ya relataban episodios constantes y habituales de malos tratos que habían comenzado entre los 14 y 15 años».
Pilar Oriente explicó que la comparecencia de ayer tenía como objetivo realizar un llamamiento público para luchar contra la problemática justo cuando va a empezar agosto, ya que se trata de un mes en el que, tal y como reflejan las estadísticas, se incrementan los casos de violencia debido a que se intensifica la convivencia familiar. Ocurre también en Navidades, Semana Santa y puentes.