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ONGI ETORRI

Mañana se celebra aquí el Día del Pueblo Gitano

Nov 15, 2010

Por diversas causas me interesa este tema mucho así que hoy, denture que tenía un rato de tiempo, he querido leer algo de historia, de esas que nunca nos enseñan. (Además, ahora que están de moda con Sarkozi, quería compartirla con vosotros/as….)
¿Por qué los gitanos están tan mal vistos en España?.
Pues parece que viene de lejos. Estas semanas anteriores parece que todos se han puesto a criticar a Francia por el tema de los gitanos, pero España no puede tirar la primera piedra, está claro.
Y me estoy refiriendo a LA GRAN REDADA, también conocida como PRISIÓN GENERAL DE GITANOS (bueno, lo de «también conocida» es un decir porque…¿cuántos de vosotros/as conocíais esta parte de la historia no tan lejana?).
¿Por qué esta parte de la historia no se explica en los colegios?, probablemente porque seguimos siendo tan racistas como hace 350 años
¿Sabíais que muchos gitanos detenidos en esa redada estuvieron presos más de 10 años?
Seguro que os parece una historia bonita y además nos puede hacer reflexionar de por qué actuamos a veces como lo hacemos, nunca es tarde para cambiar si es a mejor, ¿verdad?:

La Gran Redada, fue pensada por Vázquez Tablada aunque ejecutada finalmente en 1749 por el Marqués de la Ensenada (autorizada, por supuesto, por el rey de España Fernando VI).
Fue una persecución en toda regla contra la minoría gitana española. Los reyes católicos (pensaba que eso de ser católico era otra cosa) ya se encargaron primero de exterminar a los musulmanes españoles (no me refiero a los ocupantes, que eso era una guerra, sino a los musulmanes españoles, tan españoles como los propios reyes católicos), y posteriormente se encargaron de expulsar a los judíos. Ya solo quedaba una minoria: la gitana (que era católica, así que por ese lado no había problemas) y eso el tocó a este rey Fernando.
El objetivo de la Gran Redada era detener a todos los gitanos (con un objetivo final de extinguirlos) del entonces Reino de España. Unos gitanos que ya eran discriminados por aquel entonces pero esta vez se quería dar un paso de gigante en dicha exterminación (hoy, si esto se estudiara, probablemente se compararía con otros genocidios como los de judios y gitanos en la guerra mundial, los crotas, algunas etnias de américa y África…)
Por lo que he leido por ahí (os aseguro que nunca había oido hablar de esto así que le agradezco a Fernando que me enviara un pequeño resumen de esta historia) se había dado poder a los obispos de cada diócesis para decidir en los casos de asilo eclasiástico y esto permitía por ello (sin la intervención del nuncio Papal) que hubiera un control más absoluto de la población. Además, no hacía mucho que había sucedido la Guerra de Secesión, y en los campos quedaban muchos delincuentes. La excusa de la inseguridad ciudadana fue la excusa para la Redada (¿¿¿os suena esto hoy mismo???)
Como leía en Wikipedia, 30 años antes, en 1717, una normativa había fijado la residencia forzosa de los gitanos (nómadas) en un total de 75 ciudades y poblaciones concretas (el objetivo era que se hicieran sedentarios y se asimilaran a la sociedad mayoritaria)
Eso facilitó mucho las cosas ya que ese año de la redada la capital del Reino (Madrid) estaba llena de gitanos en espera de reasentamiento (burocraticamente lento) y de esta formase conocía exactamente el paradero de al menos 881 familias extensas gitanas.
Todo se hizo en secreto, en la «Secretaría de Guerra» y se preparó minuciosamente para que todas las acciones, en todas las ciudades, se hicieran simultáneamente y así conseguir el máximo efecto. Las órdenes entregadas por los oficiales del ejército a cada Corregidor debían abrirse sólamente en un día y una hora concreta. En ellas también se entregaban otras órdenes concretas para cada oficial y tropas que tendrían que hacer el arresto y que hasta el propio momento no conocerían. E incluso el mismo sobre contenía instrucciones para cada obispo de cada Diócesis.
La operación sería así:
1.- El día D se abren los sobres, se juntan para coordinarse ejército y policías locales, se controlan las salidas de las ciudades para que nadie huya y se procede al arresto de los gitanos (luego se cruzarán los datos con cada censo de poblacion para ver quien faltaba y poder ser detenido donde estuviera)
2.- Tras el arresto, los gitanos deberían ser separados en dos grupos: todos los hombres mayores de siete años en uno, y las mujeres y los menores de siete años en otro.
3.- Los hombres serían enviados a trabajos forzados en los arsenales de la Marina, y las mujeres y niños a cárceles o fábricas (finalmente ellos fueron sobre todo a los arsenales Cartagena, A Coruña, Ferrol y las minas de Almadén, Cádiz y Alicante y alguan cárcel africana y ellas a Málaga, Valencia y Zaragoza donde las mujeres tendrían que elaborar tejidos y los niños trabajarían en las fábricas). Esta separación tenía un objetivo muy claro: impedir nuevos nacimientos.
4.- La operación del traslado se financiaría con los bienes de los detenidos, que serían inmediatamente confiscados y subastados para pagar la manutención durante el traslado, el alquiler de carretas o barcos y cualquier otro gasto que se produjera, (las instrucciones, muy puntillosas en ese sentido, establecían que —de no bastar ese dinero— el propio Rey correría con los gastos).
El día D llegó al fin.
La Gran redada supuso la detención de entre 9.000 a 12.000 gitanos, lo que causó problemas de ubicación, que fueron solventados sobre la marcha. En cada lugar los hechos se desarrollaron de manera particular. Por ejemplo, en Sevilla, uno de los lugares más densamente poblados de gitanos (130 familias), se creó un cierto estado de alarma cuando se ordenó cerrar las puertas de la ciudad y los habitantes se enteraron de que el ejército rodeaba la población. La recogida de los gitanos dio lugar a disturbios que se saldaron con al menos tres fugitivos muertos. En otros lugares, los propios gitanos se presentaron voluntariamente ante los corregidores, creyendo tal vez que acudían a resolver algún asunto relacionado con su reciente reasentamiento.
El traslado y el alojamiento fue un caos, sobre todo en las etapas intermedias de los viajes. Se reunió a los gitanos en castillos y alcazabas, e incluso se vaciaron y cercaron barrios de algunas ciudades para alojar a los deportados (por ejemplo, en Málaga). Ya en su destino, las condiciones de hacinamiento resultaron ser especialmente terribles, pues por lo general incluían el uso de grilletes.
LA PALABRA «GITANO», AÚN IMPLÍCITA, NO SE MENCIONABA en las instrucciones enviadas, estab prohibida en virtud de los ideales unificadores de la Ilustración. En las instrucciones se hablaba de perosnas con actividades concretas, por ejemplo (eso permitió que algunas autoridades locales pudieran «salvar» a algunos gitanos, muy integrados en un barrio, y que no fueran detenidos), tampoco se detuvo (por lo general) a mujeres gitanas que estuvieran casadas con no-gitanos (pero sí a gitanos casados con no-gitanas porque la ley seguía siendo machista en ese sentido).
Incluso se dispuso que al que se fugara podía ser castigado con la horca (aunque las autoridades locales no lo cumplieron, en vista de la cantidad de recursos a esa acción que se les vino encima o porque ellos mismos consideraran totalmente injustificado ese castigo)
El 7 de septiembre de 1749, ya avanzada la operación, Marqués de la Ensenada, reunido con sus consejeros manifiesta:
«Falta lo principal, que es darles destino con que se impidan tantos daños y extinga si es posible esta generación». Se barajaron diversas opciones, entre ellas las de deportarles a América, o por las cárceles o por diferentes obras públicas…
EL PLAN SE CAE POR SU PROPIO PESO
La llegada de los pleitos y recursos desbaratará por fin este plan.
Muchos de los pleitos fueron presentados por muchos gitanos o por sus vecinos ya que desde hacía generaciones vivían integrados en los barrios y en la orden de captura no se mencionaba el hecho de ser gitano para ser detenido. Su baza para no ser detenido era esa: su grado de integración en el barrio.
Parece ser (según cuenta la estudiosa Teresa San Román) que en realidad, los que primero se dieron cuenta del error fueron los propios consejeros del Rey ya que vieron como los gitanos detenidos eran en realidad los que ya no eran nómadas, los que vivían en las ciudades y eran valiosos para ellas, mientras que los nómadas, los que ellos consideraban el objeto de la Redada, seguían sueltos.
Por ello en octubre se dan nuevas órdenas con más especificaciones, tratando de hacer entender que estaba deteniéndose a los gitanos equivocados (se conocen partidas de detenidos enviados a cárceles y liberaciones en años tan posteriores como 1751 y 1755). (Teresa de san Román (tal y como se puede leer en Wikipedia) explica que esa situación tan extraña y perversa podría ser uno de los desencadenantes de la ruptura traumática de los vínculos entre «payos» (no gitanos) y gitanos ya que sobre todo estos últimos, vieron traicionados sus esfuerzos de integración en la sociedad mayoritaria.)
El caso es que el personal militar encargado de custodiar a los arrestados apremió tales procedimientos, pues en realidad los gitanos detenidos creaban quebraderos de cabeza a sus carceleros y apenas servían para los trabajos de los arsenales. Aquellos que quedaban presos se resignaron o se resistieron, y hubo intentos de evasión. A los cuatro años de internamiento, muchos gitanos volvieron a reclamar libertad, amparándose en que esa era la pena para los vagabundos, normalmente sin obtener por ello la libertad. Se sabe que 1754, cinco años después de la redada, había 470 mujeres sólo en Valencia y 281 hombres en Cartagena. Entre tanto, las liberaciones se acompañaban de nuevas detenciones.
Básicamente, el asunto se fue dilatando en Madrid, pese a las protestas de los militares que se quejaban del costo económico que suponía tener a su cargo a los prisioneros, o de los vecinos y corregidores. Desde la Corte se dieron instrucciones taxativas para que no se admitieran más recursos ni liberaciones. Pese a todo, algunos arsenales, por su cuenta, e irregularmente, pusieron en libertad a varios contingentes en 1762 y 1763. Estos sucesos, y el revuelo que causaría entre los mandos del ejército, provocaron el indulto final en 1763 que se notificó a los gitanos, por orden del Rey (en este caso, Carlos III). Pero la compleja administración absolutista debía primero resolver el problema de su reubicación. Además, los consejeros del Rey decidieron que, junto al indulto, debería reformarse de nuevo toda la legislación sobre los gitanos. Esto supuso un atasco burocrático de dos años más, para desesperación de los gitanos presos (que no cesaron de reclamar la libertad ) e inquietud de los militares, hasta tal punto que el Rey ordenó acelerar los trámites y dio órdenes de finalizar el asunto. El 6 de julio de 1765, dieciséis años después de la redada, la secretaría de Marina emite orden de liberar a todos los presos, orden que hacia mediados de mes ya se habría cumplido en todo el reino. Se sabe, sin embargo, que todavía en 1783, treinta y cuatro años después de la redada, estaban siendo liberados algunos gitanos de Cádiz y Ferrol
Cuando en 1772 se sometió a deliberación una nueva legislación sobre gitanos, en el preámbulo se menciona la redada de 1749. Carlos III solicitará que sea retirada esa mención, pues «hace poco honor a la memoria de mi hermano» (refiriéndose a Fernando VI).
Y de aquellos barros………….estos lodos.
Feliz Día del Pueblo Gitano!!!!!!