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ONGI ETORRI

Marta del Castillo, quinta asesinada por violencia machista en 2009

Feb 16, 2009

MARTA DEL CASTILLO, ampoule 17 años, impotent un nombre que se oye en boca de todos en el día de hoy. Marta desapareció el día 24 de enero y parece ser que ese mismo día fue víctima de un asesinato machista más. Sin embargo no parece ser un asesinato más debido a las circunstancias y debido sobre todo al apoyo de los medios de comunicación, doctor especialmente los programas del “corazón”.
Si yo pregunto a aquellos/as que leen esto si conocen el nombre de las otras cuatro mujeres asesinadas este año, ¿sabríais decirme alguno?. Pues otra joven de 23 años moría asesinada en Valencia, otra fue encontrada en el mar cuando llevaba dos meses desaparecida, una más de 25 años fue asesinada en Madrid en presencia de su hijo pequeño y, en Sevilla, como Marta, hace unos días fue asesinada otra mujer de 30 años.

Se llamaban MARÍA TERESA, CAROLINA, CRISTINA Y ORFEA y sus nombres no deben quedar en el olvido.

¿Porqué no salen esas mujeres en los medios?. Por supuesto que para la familia y amigos/as Marta es única pero estas 5 mujeres son iguales, víctimas de asesinatos machistas y eso no se “cura” con cadenas perpetuas, por muy grande que sea el dolor. Animo a aquellas personas que hoy se rasgan las vestiduras con Marta hagan exactamente lo mismo con las demás jóvenes que han muerto y que, lamentablemente, morirán. Seguramente si siempre nos hiciéramos eco de estas muertes de la misma forma que hoy en día con esta última…otro gallo cantaría.
A Marta le ha asesinado su ex-novio, Miguel, de 20 años. Parece ser que la mató con un cenicero pesado y que la causa más probable sea el asesinato machista, el famoso “mía o de nadie” que tantos machistas ejecutan tras verse envueltos en una ruptura sentimental. En este caso hay tres personas más detenidas, tres hombres más, uno de ellos menor de edad, por encubrir o ayudar a tirar el cadáver de Marta al río, donde siguen buscando las distintas policías y bomberos.
Con Marta son ya 5 las mujeres asesinadas en lo que va de año por sus compañeros o excompañeros. Siguiendo la campaña UNA POR UNA esta entrada TRES POR UNA visibiliza a una mujer poco conocida en estos lares pero considerada una de las artífices de la Independencia de México. (podéis ver otro listado en el siguiente enlace)

Josefa Ortiz de Domínguez (Mexico, 1768 – 1829)

Se la conoció también como la “Corregidora de Querétaro”.
Se casó con Miguel Domínguez, con el que tuvo 12 hijos, y que en 1802 fue promovido por el virrey de Nueva España al cargo de Corregidor de la ciudad de Santiago de Querétaro. Doña Josefa se identificaba con el abuso sufrido por la comunidad de criollos por parte de los gachupines, tal como llamaban a los españoles nacidos en la península: ella misma era una criolla. Los criollos eran considerados como ciudadanos de segunda clase por el régimen colonial, en virtud de haber nacido en la Nueva España (una colonia) y no en la metrópoli. También defendió las reivindicaciones de los indios mexicanos, los cuales vivían en condiciones lamentables tratando de que se reconocieran los derechos de los indígenas. Al miso tiempo que en España se produjera la invasión napoleónica y la guerra de independencia, en Mexico se inició también un movimiento independentista. Tras un intento fallido del virrey para formar una junta de gobierno independiente, Miguel Domínguez se hizo partidario de los ideales independentistas, parece que a instancias de su mujer, que se convirtió en una firme colaboradora del movimiento y en su propia casa se celebraban unas hipotéticas reuniones literarias, aunque en realidad se mantenían reuniones de carácter político, con posterioridad en ellas se tomarían decisiones para iniciar el movimiento revolucionario en la zona, bautizado tiempo después como la conspiración de Querétaro.
El 13 de septiembre de 1810 se informó al juez eclesiástico Rafael Gil de León, que se estaba preparando una conspiración en Querétaro para proclamar la independencia de México, puesto que se estaban almacenando armas en las casas de los simpatizantes del movimiento revolucionario. Rápidamente dicho juez informó al corregidor Domínguez para que interviniera en el asunto. Dominguez sabía todo y para salvaguarda a su propia familia encerró a su esposa en su habitación pero ella se las ingenió para avisar a los revolucionarios por lo que se decidió adelantar el levantamiento a la madrugada del 16 de septiembre de 1810. Gracias por ello a este aviso de Josefa, apoyada “la corregidora” muchos conspiradores pudieron escapar antes de ser detenidos por las autoridades virreinales, sin embargo fueron delatados dos días antes y tanto su marido como ella fueron detenidos el mismo día que se produjo el grito de Dolores.
Miguel fue juzgado y destituido, pero fue liberado gracias a la intervención popular, puesto que durante los años que ejerció como corregidor había demostrado su apoyo a las clases más desfavorecidas. Josefa no tuvo tanta suerte y fue trasladada a México D.F., en el año 1814 y recluida en esta ocasión en el convento de Santa Teresa. Tras celebrarse su juicio, fue declarada culpable de traición, a pesar de los intentos de su marido, que ejerció de abogado defensor. La situación de la numerosa familia Domínguez fue precaria durante estos años, puesto que Miguel, gravemente enfermo, apenas si podía ver a su esposa y no disponía de ingresos para mantener a sus hijos. El virrey Juan Ruiz de Apodaca, se hizo cargo de la situación y reconoció a Miguel Domínguez el derecho a percibir un sueldo por los servicios prestados y liberó a Josefa en junio de 1817. Tras la proclamación de la Independencia, el 18 de mayo de 1822 Agustín Iturbide se proclamó emperador de México y ofreció a Josefa un puesto en su corte, para que fuera dama de honor de su esposa, Ana Duarte de Iturbide. Para Josefa esto fue del todo intolerable y renunció a ocupar el mencionado puesto, ya que pensaba que la constitución de un Imperio, era totalmente contraria a los ideales por los que se había luchado durante la guerra.
En los últimos años de su vida Josefa Ortiz de Domínguez estuvo relacionada con los grupos liberales de carácter radical. En todo momento se negó a recibir cualquier recompensa, por el apoyo inestimable que había prestado a la consecución de la Independencia, ya que opinaba que no había hecho más que cumplir con su deber de buena patriota.
Falleció en México D.F., el 2 de marzo de 1829, a la edad de sesenta y un años. Sus restos fueron enterrados en el convento de Santa Catalina, aunque algún tiempo después fueron trasladados a Querétaro, donde reposan junto con los de su marido, en el Panteón de queretanos ilustres, en un mausoleo construido en su honor en 1847 en el antiguo huerto del convento de la Cruz.