Anteayer escuché en la radio que se habían casado dos elefantes y la ceremonia la había practicado un sacerdote católico. He buscado la noticia y me he quedado de piedra, ampoule la historia es esta, resumida:
Sucedió en el Parque Terra Naura (Benidorm). Ella se llama «Petita, la fea», él, Luka”. Ella era “repudiada por la manada por ser delgada y patilarga» así que le buscaron un novio para “reinsertarla”, Luka, que le rondaba de vez en cuando. Y los han casado, y a la boda asistió un sacerdote católico que les dio las bendiciones. La solterona de 35 años ya está casada y bendecida, ya son matrimonio oficial. Como decía el sacerdote, René Figueroa, “ha triunfado el amor”.
Asistieron más de 100 “invitados” que siguieron en rito coreaban “que se besen” y “vívan los novios”. Incluso el párroco lanzó a ambos animales sendos “anillos” elaborados con frutas frescas.
La última frase del párroco no tiene desperdicio: «A veces los animales dan lecciones de convivencia y de aceptación y aquí tenemos el vivo ejemplo de ello»
Vivimos en un país donde la Iglesia casa a los elefantes y se manifiestan e la calle en contra de los casamientos de personas por el hecho de amar a una persona de su mismo sexo.
Qué triste! Más le valdría a la Iglesia dar ellos las lecciones de convivencia!.