Los divorcios cayeron un 7% en 2007 y un 18% en el primer trimestre de este año
Hay que ver lo que es la crisis (o la histeria colectiva de pánico insuflada por los medios de comunicación, que viene a ser lo mismo)
Hasta para las rupturas la crisis se nota. Lo leía en el Correo de Bizkaia y lo resumo aquí:
Los divorcios cayeron un 7% en 2007 y un 18% en el primer trimestre de este año
Lo que no han conseguido las prédicas desde el púlpito ni las apocalípticas advertencias sobre el fin de la familia a cargo de grupos conservadores lo ha logrado la crisis económica: el número de divorcios, que tras la reforma de la ley se había disparado, ha comenzado a descender. En 2007, los matrimonios rotos definitivamente en España fueron 130.897, un 7,4% menos que el año anterior, un cambio de tendencia que fue acelerándose a medida que avanzaban los meses. Y que no parece terminar ahí: en el primer trimestre de este año, el número de divorcios cayó un 18,1% respecto del mismo período del ejercicio anterior.
La ley del divorcio se aprobó en 1981, desde entonces, el número de divorcios registrados en España no ha dejado de crecer año a año (sólo hubo una excepción en 1996, pero apenas cabe hablar de descenso porque fueron sólo 500 rupturas menos que en el ejercicio anterior, lo que supone un 1,5% de caída). La tendencia creciente se aceleró en 2005, con la reforma llamada popularmente del ‘divorcio exprés’. Tanto es así, que el número se multiplicó casi por tres en sólo dos años, a causa de las menores exigencias legales.
2006 cerró con la cifra más alta jamás registrada en España: más de 140.000. Un récord que además suponía casi siete rupturas por cada diez nuevos matrimonios y que llevó al Instituto de Política Familiar a asegurar que en 2010 habría más divorcios que matrimonios. Sin embargo, eso empezó a cambiar en 2007. «Debe tenerse en cuenta que al divorciarse uno de los pilares fundamentales de las medidas a decidir es el de la vivienda familiar». ¿Quién puede comprar una nueva vivienda después de un diviorcio?
Por primera vez desde el final de la Transición, muchos miles de matrimonios desearían romper sus relaciones e iniciar una nueva vida y no pueden hacerlo.
Se puede estar formándose «una ‘bolsa’ de parejas en espera de tiempos mejores para iniciar los trámites, sobre todo en aquellas familias en que los hijos se hallan cercanos a la mayoría de edad». José Cáceres, psicólogo clínico en un centro del Servicio Navarro de Salud y profesor de la Universidad de Deusto, está de acuerdo. El intento de darse otra oportunidad está condenado al fracaso a medio plazo, aunque a corto pueda mejorar la relación. «Pero es que ni siquiera es muy frecuente que los cónyuges tengan esa intención, porque en un porcentaje muy alto de los casos de ruptura la animosidad entre ellos es tan grande que resulta imposible un acuerdo de ese tipo».
La hipoteca puede mantener unido un matrimonio pero no parece un vínculo capaz de regenerar los afectos.
Hace unos días además, leía en otro periódico, “METRO”, que los matrimonios que se habían disuelto en España tenían una duración media de 15 años. La edad de media de los “disueltos” estaba entre los 40 y 49 años y en más de la mitad de dichos matrimonios había hijos o hijas por medio.
Malos tiempos para la poesía.