Último día de agosto de un trágico agosto, purchase octava mujer asesinada en Madrid por violencia machista en lo que va de año (9 asesinadas en esta mes de agosto en España). Esta mañana una mujer de 53 años era encontrada muerta en su domicilio, acuchillada, tras recibir un aviso del propio marido, de 55 años, que ha sido detenido como posible autor del asesinato. No había denuncias previas de malos tratos.
También esta semana ha traido dos noticias más relacionadas con la violencia de género, una positiva aunque en origen triste: El Gobierno español ha concedido la Gran Cruz al Mérito Civil al profesor Jesús Neira por su actitud, que le convierte en un «símbolo de la defensa colectiva» frente a la violencia sobre las mujeres. Jesús entró en coma en su domicilio el pasado día 6 de agosto, cuatro días después de sufrir un agresión por parte de Antonio Puerta, al tratar de recriminarle por agredir a su pareja (y tras posible negligencias médicas investigadas ahora por no establecer un diagnóstico previo claro). Jesús ha empeorado estos dias y su estado es crítico ya.
La otra noticia se produjo el día 26: una mujer asesinó a puñaladas a su pareja, de 40 años en Almería, tras una discusión. No había tampoco denuncias previas de malos tratos
Con esta mujer madrilleña son ya 52 las mujeres asesinadas en lo que va de año por sus compañeros o excompañeros (se incluyen una decena de ellas que no son computadas todavía como violencia machista por el Ministerio de Igualdad por seguir en investigación o por no poderse probar el asesinato al haber sido muertes atribuidas a causas naturales tras una discusión, suicidios de mujeres acosadas, etc). Siguiendo la campaña UNA POR UNA esta entrada TRES POR UNA visibiliza una mujer muy importante en la historia antigua aunque poco estudiada por el común de los mortales. (podéis ver otro listado en el siguiente enlace)
TEODORA DE BIZANCIO (502-548). De la nada al todo.
Era la hija de un cirquero llamado Acacio que poseía varios osos amaestrados, y no se sabe exactamente si Teodora nació en la isla de Creta o en Siria.
Teodora desde muy chavala comenzó también a ejercer el oficio más viejo del mundo para complementar los ingresos. Entre los actos de Teodora estaba montar semidesnuda encima de briosos corceles, y en varias ocasiones le ponían gansos salvajes a recoger frutas y granos sostenidos por la muchacha en su entrepierna.
A los 16 años, Teodora se fugó del circo como amante de un oficial que a los 4 años la abandonó embarazada. Optó por refugiarse en Alejandría, lugar en el que conoció a Severo, líder de la secta cristiana de los monofisos, quienes creen que Jesús no fue mitad divino y mitad humano, sino que le adjudican a Cristo características completamente divinas.
Convencida sobre esta doctrina, regresó a Constantinopla para trabajar como hilandera en un taller cercano al palacio donde moraba Justiniano, sobrino del emperador Justino y heredero del trono bizantino. La casualidad quiso que una antigua amiga suya amante del general Belisario (hombre de confianza del futuro dignatario), la pusiera en contacto con las elites aristócratas. En esos ambientes conoció a Justiniano, que quedó prendado por su belleza e inteligencia. De inmediato se convirtieron en amantes y, en pocos meses, Teodora pasaba de los infiernos circenses a la cúspide social como patricia del Imperio Romano en Oriente, a pesar de que existía una ley que prohibía que la realeza y los nobles se casaran con prostitutas, sirvientas o mujeres de orígenes dudosos. Tras haberseles negado en tres ocasiones el derecho a casarse, sobre todo por intrigas de la tía de Justiniano (conocida como la emperatriz Lupino), por fin pudieron contraer nupcias. Tras la muerte del emperador Justino, su pariente accedió al trono y con él su flamante esposa, de 27 años de edad.
Una vez que se vio convertida en consorte del monarca, Teodora tomó cartas en distintos asuntos concernientes a mejorar la calidad de vida de las mujeres del imperio bizantino, influyendo en su esposo Justiniano para que codificara el derecho romano en el «Corpus Juris Civilis». Inspiradas por ella aparecieron leyes que defendían la igualdad de la mujer, el derecho al divorcio, la prohibición de castigos por adulterio, el reconocimiento hacia los hijos bastardos y la defensa de sus derechos de herencia, la imposición de penas para los violadores, la posibilidad de abortar y la prohibición de la prostitución forzosa. Además, se encargó de crear planes de rescate para jóvenes que habían sido prostitutas, rehabilitándolas para otros oficios. Tambien promulgó leyes que permitieran que las mujeres pudieran ser propietarias y heredar sumas de dinero o propiedades y además mejoró el sistema de atención a la salud femenina.
El rebelde Procopio concibió un odio visceral en contra de Teodora, acusándole de hacer cornudo a Justiniano y de manejarlo como títere. Además, afirmaba que Teodora subyugaba a su pelele marido recurriendo a toda suerte de malos trucos aprendidos en su oficio de meretriz.
Teodora había sido coronada junto a su marido un 4 de abril del año 527 y gozaba al máximo de su poder. Cuando se dio la revuelta de Nika, mientras todos pensaban en escapar ella se armó de valor, lanzó un discurso de la importancia de un hombre que moría como líder por encima de la de otros que vivían como cobardes, y la gente se conmovió. Ipso facto, Justiniano se lanzó a atacar a los rebeldes con sus huestes aplastando la rebelión.
Teodora impulsó también el embellecimiento de la ciudad de Constantinopla, erigiendo puentes y acueductos además de 25 iglesias, entre ellas la de Hagia Sofía. Teodora además protegió a los miembros de la secta monofisita, llegando a instalar como patriarca de Constantinopla a un prelado de esa secta. Teodora además fue una genuina reformista social y una verdadera mecenas del arte sin necesidad de bombo y platillo o de estafar a ninguna entidad financiera.
En 548 se le manifestó un incontenible cáncer de pecho que en pocos meses le arrebató la vida. Tenía poco más de 40 años y había logrado entrar en la galería de personajes más relevantes y decisivos de la Historia. Su cuerpo fue remitido a la Iglesia del Santo Apóstol, uno de los templos más espléndidos que ella y Justiniano habían mandado a construir.