Hace unos días una amiga (“emakumebat)” bloguera me “animaba” a escribir sobre mujeres famosas, mujeres que habían contribuido a la ciencia, a la literatura, a las artes…., con el fin de empezar a dignificar a esas mujeres que, contra-corriente, bajo mucha presión, contribuyeron a que este siglo XXI sea lo que hoy es. A veces lo hacían bajo seudónimo masculino, otras veces apoyadas por sus parejas o familias, otras veces fueron perseguidas por el hecho de ser mujeres….
Como a estas cosas basta que me animen un poco he empezado a “currar” en ello e iré poco a poco trabajando en ello (un frente más, Dios mío!). Con el fin de que la búsqueda sea más fácil, trataré de poner siempre el mismo título de entrada: “Mujeres”, con su número correlativo al lado.
Si alguno, si alguna, saben de más mujeres importantes en la historia, que vaya enviándome un pequeño resumen como estos que publico vale?. (al menos la fecha y lugar de nacimiento y la fecha de su muerte, y algún hecho relevante por lo que sabemos que son parte de la historia. Me podéis enviar los datos a: ibasque@ibasque.com. Gracias. Espero decenas de emilios pues y, con paciencia, iré desgranándolos y publicándolos (ah, y si alguien quiere saber más sobre esas mujeres…buscando en google, por eejmplo, encuentras maravillas…)
También, si sabéis de algún dato erróneo de alguna biografía que ponga o algún dato importante que no haya puesto en la citada biografía…,cuento con vosotros/as
Voy a empezar con mujeres que se han significado activamente en la historia de las Ciencias físicas:
Hipatia de Alejandría (370-415) Hija de Teón de Alejandría, tuvo una esmerada educación, en matemáticas y astronomía, en Atenas – con Plutarco el Jóven y su hija Asclepigenia – y en su ciudad natal en el Museo, la Biblioteca y la escuela neoplatónica, donde luego enseñaría. Se le atribuye la creación de un planisferio, un aparato para destilar agua, otro para medir el nivel del agua y otro para determinar la gravedad específica de los líquidos. Teón de Alejandría cuenta que su hija le ayudó en el Comentario a la Sintaxis de Ptolomeo siendo supuestamente original de Hipatia el Comentario al Libro IV del Almagesto y es posible que también colaborara con su padre en la versión definitiva de los Elementos de Euclides. Tuvo una muerte brutal, según unos lapidada, según otros descuartizada, a manos de una muchedumbre enfurecida.
Trótula de Salerno (¿¿¿–1097 Aparece en algunos escritos como ‘Trocta’ y pertenecía a la famosa Escuela Médica de Salerno, en la que las mujeres podían estudiar, ejercer la medicina y enseñarla. Las mulieres salernitanae eran famosas tanto en los círculos científicos y médicos como en los populares y lo fueron tanto en su época como posteriormente. Nos han llegado dos obras de Trótula, De passionibus mulierum curandorum y Ornatum mulierum, esta última sobre cosmética (disciplina incluida en el Corpus Hippocraticum) y enfermedades de la piel. La medicina de Trótula es una medicina preventiva y poco agresiva en la que se pone de manifiesto su amplio conocimiento de los tratados hipocráticos y de Galeno. En sus obras se aprecia cómo aplica en sus tratamientos las ideas hipocráticas y galénicas sobre los humores y el pulso. Asimismo se puede apreciar su saber en cuestiones ginecológicas: expone una técnica quirúrgica (seguramente desarrollada por ella) para reparar el perineo desgarrado en el parto, y hace especial hincapié en los cuidados que hay que prodigar después del parto a la mujer y al recién nacido.
Hildegarda de Bingen (Bermersheim (Alemania) 1098-1179/1180) Se educó en el convento de Disibodenberg, en el que fue abadesa desde 1136 a 1145 Más tarde, y hasta su muerte en Rupertsberg, fue abadesa de Bingen desde el 1145 hasta 1179 u 80. Autora de varias obras, en ellas se ocupó fundamentalmente, de aspectos teóricos y prácticos de la ciencia, en especial de la cosmología, así como de los animales, plantas y minerales y su relación con el bienestar de la humanidad.
Giliani, Alessandra fl. 1318 Giliani fue anatomista, al parecer, la más valiosa ayudante de Mondino de Luzzi (1275-1326) en la Universidad de Bolonia. Fue Giliani quien ideó la técnica de inyectar líquido en los vasos sanguíneos, de suma importancia en la anatomía. Su técnica consistía en extraer la sangre de las arterias y venas de los cadáveres y rellenarlos con líquidos coloreados que se solidificaban, pudiendo trazar, de este modo, el camino que seguían los vasos sanguíneos, incluso los más diminutos. Tuvo el reconocimiento de sus contemporáneos, pues a su muerte se colocó una placa conmemorativa en la Iglesia del Hospital de Santa María de Mereto (Florencia) donde se dice que murió “consumida por su trabajo”