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ONGI ETORRI

Mujeres con múltiple discriminación

Nov 21, 2007

MANIFIESTO DE LA Plataforma 25 Noviembre Gasteiz

Ahora que empezamos a ser conscientes del impacto de la violencia contra las mujeres y de la violencia en el entorno doméstico, tenemos que darnos cuenta que si una mujer, además de mujer es mujer con discapacidad, es una mujer doblemente estigmatizada, y doblemente en situación de riesgo.

Convertirse en una víctima de abusos, negligencia o malos tratos es una amenaza real para las mujeres con discapacidad. Somos, más a menudo, víctimas de la negligencia, violencia, abuso sexual, abusos económicos, malos tratos emocionales, homicidio, malos tratos físicos, y otros tipos de crímenes. Podemos convertirnos en víctimas a manos de nuestros familiares, compañeros, personal de centros, cuidadores y otras personas desconocidas.

Los estudios resultantes de las investigaciones hechas en Canadá, Australia y el Reino Unido, muestran, de forma constante, que las personas con discapacidades se tienen que enfrentar a un mayor riesgo de convertirse en una víctima de abusos y malos tratos, y ser victimizadas de nuevo, que las personas sin discapacidad.

Una de las características de la violencia contra las mujeres es la reticencia de las mujeres, por diferentes motivos, a sacar a la luz un maltrato que se mantiene en el ámbito privado del hogar.

En el caso de las mujeres con discapacidad, su situación de dependencia, unida a la dificultad para acceder a la información, hace menos probable la denuncia o la huida. Muchas mujeres de nuestro colectivo tienen la autoestima tan baja que ni siquiera son capaces de detectar el maltrato que están padeciendo.

En la mayor parte de los casos de maltrato a mujeres con discapacidad, quienes infringen la violencia son los familiares próximos, responsables de su atención, o sus cuidadores. Este maltrato puede ser en forma de violencia física directa o por desatención de las necesidades básicas de la mujer con discapacidad, es decir, cuando no se le procura, por ejemplo, el alimento o la higiene necesarios.

Las mujeres con discapacidad sufrimos la doble discriminación de ser mujeres y, al mismo tiempo, tener una discapacidad. Dependiendo de la discapacidad, encontraremos problemas para acudir a asesorarnos a un centro de ayuda, en el caso de tener falta de movilidad («¿cómo desplazarse a hacer una denuncia con el cuidador que te maltrata?»), dificultades para la comprensión…, si se trata de mujeres sordas, o para la comunicación, en las mujeres con problemas de expresión. Estos inconvenientes convierten a estas mujeres en un colectivo especialmente vulnerable a las agresiones.

Aparte de los problemas para acceder a la información o llegar a formular una denuncia, las mujeres con discapacidad se encuentran en la disyuntiva de seguir soportando el maltrato o renunciar a su cuidador del que dependen en muchos casos para sobrevivir. En resumen, la falta de información, el aislamiento de las víctimas y la dependencia del cuidador son los tres factores que más influyen en la falta de denuncias de un colectivo que, sin embargo, según los cálculos sufre un índice de maltrato de entre dos y cinco veces superior a la media de mujeres.

Exigimos responsabilidad a las administraciones públicas para conocer la situación real de las mujeres que viven especiales condiciones de vulneración e implementar políticas efectivas en materia de igualdad. No olvidemos que la violencia que se ejerce contra las mujeres es un problema social y político. Son muchas las clases de violencia que sufrimos las mujeres. Así las compañeras presas (tenemos bien cerca el caso de Langraitz), las inmigrantes, la precariedad en el trabajo, las tasas de paro feminizadas…Todo ello producto de una sociedad patriarcal que sistematiza y legitima las relaciones de poder de hombres sobre mujeres.

* Forman esta plataforma Asamblea de Mujeres de Álava, Bilgune Feminista, Eginaren Eginez, ESK, STEE-EILAS, LAB, ELA, CCOO, CNT, EHNE, 7menos20, Mugarik Gabe, Salhaketa, Hemen eta Munduan.