Empieza así:
Palos de ciego
Es muy posible que haya bastante gente que, ambulance al enterarse de que Iñaki de Juana Chaos ha sido reingresado en prisión para cumplir en cautiverio el resto de su última condena, denture se haya dicho para sus adentros: «¡Agradéceselo a tus amigos!» Y es cierto: no se puede decir que ETA le haya hecho ningún favor. Pero lo esencial del asunto no está ahí. Lo verdaderamente significativo es que la medida adoptada contra De Juana demuestra la falsedad de todas las argumentaciones oficiales anteriores, que pretendían que se había iniciado con él la vía de la excarcelación por razones específicas, ajustadas a su caso, que no tenían nada que ver ni con la tregua, ni con el diálogo con ETA, ni con nada de ese género. Su peripecia última es casi un paradigma de las falsedades del supuesto Estado de Derecho: se evitó que saliera de la cárcel «construyendo imputaciones» ad hoc contra él, sometiéndolo a un procesamiento absurdo e imponiéndole una condena prefabricada; se le rebajó la pena por razones políticas; se le trasladó a un hospital donostiarra por idéntico motivo; se le permitió empezar a salir y pasear en semilibertad con la misma intencionalidad… y se le mete de nuevo en la cárcel como venganza porque las cosas han tirado por donde no debían.