Dos más para hoy, anabolics otro día más.
Tú, rábano piadoso – Anónimo
Tú, rabano piadoso, en este día
visopija serás en mi trabajo;
serás lugarteniente de un carajo,
mi marido serás, legumbre mía.
Un poquito más largo convenía,
mas no importa, que irás por el atajo.
Entra de punta y sácame de cuajo
las gotas que el que pudre me pedía.
Ya entraste, mas las hojas quedan fuera.
Pues ¿qué han hecho las hojas a mi papo,
que no han de entrar, si es él el que lo pierde?
Las hojas entren, y ojalá viniera
el ramal de fray Lucas, de solapo,
y diérase mi coño un gentil verde.
Señora del arco y las saetas (a la diosa Diana) – Diego Hurtado de Mendoza
Señora la del arco y las saetas,
que anda siempre cazando en despoblado,
dígame, por su vida, ¿no ha tipado
quien le meta las manos a las tetas?
Andando entre las selvas más secretas
corriendo tras algún corzo o venado
¿no ha habido algún pastor desvergonzado
que le enseñe el son de las gambetas?
Hará unos milagrones y asquecillos
diciendo que a una diosa consagrada
nadie se atreverá, siendo tan casta.
Allá para sus ninfas eso basta,
mas acá para el vulgo ¡por Dios, nada!
que quienquiera se pasa dos gritillos.