AMOR DE TARDE
Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las cuatro
y acabo la planilla y pienso diez minutos
y estiro las piernas como todas las tardes
y hago así con los hombros para aflojar la espalda
y me doblo los dedos y les saco mentiras.
Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las cinco
y soy una manija que calcula intereses
o dos manos que saltan sobre cuarenta teclas
o un oído que escucha como ladra el teléfono
o un tipo que hace números y les saca verdades.
Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las seis.
Podrías acercarte de sorpresa
y decirme «¿Qué tal?» y quedaríamos
yo con la mancha roja de tus labios
tú con el tizne azul de mi carbónico.
(Benedetti)
Las horas cuando esperas cosas como el amor se hacen interminables ¿verdad?
Este enamorado describe intensamente lo que el corazón enamorado desea. Es hermosísimo. Y los
Susurros de recuerdos melancólicos se huelen en el aire, y flotan y vuelan. ¿Dónde irán? A habitar
el espíritu de la amada que conectada telepáticamente por la fuerza del amor piensa:
“Mi ansiedad por tenerte a mi lado tampoco se detiene. Una y otra vez pongo en movimiento mi cuerpo para aflojar tensiones Y reloj avanza y no estas conmigo, y el teléfono es el intrépido visitante que me sobresalta, pero no logra distraer mi mente, de la melancolía que me invade al saberte lejos.
Y ..!Sí!, podrías sorprenderme y llegar a mi lado para que me robes un beso y yo vibrar contigo .
¡Mirame yo tan callada y tímida de lo que soy capaz de pedirte por esa “disparatada pretensión” tuya de sentir lástima por no tenerme”.