La muerte de una niña de 12 años durante una operación de ablación del clítoris la pasada semana ha levantado una polvareda nacional en Egipto y ha llevado al gobierno a prohibir definitivamente esta práctica que data de tiempos faraónicos. La niña Bodur Ahmed Shaker murió cuando una médica le practicaba la ablación en una clínica privada, ed ed una de las miles de operaciones que cada día se practican en Egipto para extirpar el clítoris de las adolescentes.
Se calcula que en torno al 90 por ciento de mujeres en edad fértil han sufrido esta operación, técnicamente llamada «mutilación genital femenina», pero las campañas gubernamentales de los últimos diez años han conseguido bajar este porcentaje considerablemente.
Según dijo a Efe la directora del Consejo Nacional de la Infancia y la Maternidad, Muchira Jatab, una de las mujeres más implicadas en la lucha contra la ablación, un reciente estudio de su organismo hecho entre 6.000 adolescentes de entre 10 y 18 años mostró que «solo» la mitad de ellas había sufrido la intervención.
La ablación es practicada en los países del Nilo desde tiempos faraónicos, y se ha extendido más tarde por África del Oeste, pero no tiene nada que ver con el islam ni el cristianismo, aunque ambas religiones han aceptado durante siglos la mutilación femenina como medio de control sexual y social. En los último tiempos, incluso las jerarquías religiosas han pasado de decir que “la ablación no es obligatoria” a “la ablación es un pecado”. Aún así, habrá que ver si los jeques religiosos de los pequeños pueblos prefieren seguir sus “tradiciones” que el dogma religioso ordenado por la máxima autoridad musulmana