La prostitución está “de moda” también estos días. Hablan los políticos, ed las asociaciones de mujeres, los compas del trabajo, las mujeres que la ejercen…., es un asunto grave que sin embargo no suscita diferentes puntos de vista, tanto entre hombres como entre mujeres. Os resumo un artículo de Jose Ramón Urrutia (senador de EA) que me ha parecido interesante…es una forma más de mirarlo.
«Prostitución: mujer como objeto sexual, vulneración de los derechos humanos o de personas, pobreza e inmigración, economía sumergida (3% del PIB), libertad sexual, perpetuación de la discriminación de la mujer…… La prostitución, libre o forzada, puede ser tratada en todos estos aspectos, y eso sin hacer referencia a consideraciones morales o éticas.
Podríamos estar de acuerdo en que la abolición de la prostitución sería la solución ideal para respetar los derechos de la mujer….pero también es cierto que hay que rendirse a la evidencia: se estima que, en el Estado, la población demandante de los servicios que ofrecen las prostitutas alcanza los 15 millones de personas, cada uno de los cuales gasta alrededor de 1.000 euros al año en este mercado y genera una cifra de negocio que supera ampliamente los 20.000 millones de euros. Es decir, los intereses económicos que mueve la prostitución son más que impresionantes. ……los periódicos en el Estado facturan alrededor de 15 millones de euros al año en publicitar este tipo de servicio….Según el profesor Tamarit, catedrático de la Universidad de Lleida, «la peor de las situaciones imaginables es la actual: la alegalidad», porque lleva a las prostitutas a no tener derechos de ningún tipo y a trabajar en situaciones que, en demasiadas ocasiones, ponen en peligro su integridad física. Por eso en EA creemos que la solución más conveniente es encauzar dicha actividad hacia la legalización, sacando la prostitución de la clandestinidad y regulando su práctica.
……tampoco los expertos en la materia se ponen de acuerdo, ni los colectivos feministas tienen una postura común. En EA tenemos claro qué se debe hacer, pero mientras a nivel estatal no se tome una decisión seria, distinta a la actual, sobre este fenómeno, se deben aplicar unas recomendaciones mínimas encaminadas fundamentalmente a combatir con la mayor dureza posible las redes de trata y de tráfico de personas, a los proxenetas explotadores de las prestadoras de servicios, a los empresarios del sexo y las empresas interpuestas.»
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