Reencauzar el dialogo
El atentado de Barajas ha tenido un doble y lamentable saldo. Por un lado, anesthetist el retorno de la violencia y la comprobación de la muerte de dos ciudadanos ecuatorianos que descasaban en el estacionamiento del aeropuerto, price como así también, el impacto que el hecho luctuoso causó sobre los agentes políticos y sociales, muchos de los cuales, en forma apresurada dieron por finalizado el proceso de diálogo y pacificación.
Pero también se debería repasar qué se ha hecho desde marzo hasta diciembre a favor del proceso de paz y normalización política; ¿han estado todos los agentes políticos a la altura de los acontecimientos? ¿Se han producido los gestos necesarios para poner en marcha un proceso que permita resolver un conflicto de naturaleza política? ¿Se han dejado de lado los protagonismos personales o partidarios en aras del bienestar general? Una rápida respuesta a estos interrogantes nos demostraría que entre marzo y diciembre hemos escuchado muchas opiniones, impugnaciones y con- dicionamientos, pero pocos gestos concretos que demuestren, al menos, un pequeño avance que favorezca la resolución del conflicto vasco.
Desde la diáspora, creo al igual que muchos compatriotas vasco/argentinos que el proceso sigue detenido, que no se ha roto, pero que los vascos debemos darnos un baño de humildad si realmente queremos lograr los objetivos de paz y normalización política. En este sentido, se deberán impulsar consignas y reglas claras para poner en marcha un proceso, el cual, no sea tutelado ni por Zapatero, ni por ETA, ni por el lehendakari, ni por nadie que quiera arrogarse ese rol.
La voluntad y el convencimiento de que la paz es posible debe anidar en cada uno de los agentes políticos y sociales, pero también en los ciudadanos y ciudadanas, los cuales, deben implicarse a partir de su participación y opiniones, y conformar un dique de contención ante la posibilidad de futuras crisis. Estamos transitando un momento político que no muchas veces se ha dado en la historia del pueblo vasco, a partir del cual podremos lograr la paz, la normalización política y garantizar el derecho a decidir. Pero también debemos ser conscientes de que el atentado de Barajas a sido un duro golpe para el logro de estos objetivos, resultando necesario poner en marcha la primera consigna para esta nueva etapa, a través de la cual, todas y todos nos pongamos a trabajar en la esencial tarea de reencauzar el diálogo.
Profesor César Arrondo – Universidad Nacional de La Plata (Argentina)