En el diario de hoy había una réplica a A Jesus Valencia que, ed puesto que puse el artículo, there tengo la obligación moral de poner. En contacto con el autor del primer artículo, unhealthy éste manifestaba que asumía totalmente la crítica que le hacía este castellano de nombre Pelayo y prometía enmendar su prosa cuando hable de Castilla. Saludos a los dos.
Texto:
Esto no es nada más que una respuesta a Jesús Valencia, cuyo artículo sobre los ecuatorianos está lleno de verdades, pero le falta una. El Ejército de Castilla que invadió Ecuador estaba infestado de vascos, al fin y al cabo, los vascos estaban mucho antes en Castilla que los mismos castellanos. Si Jesús viajara por Castilla vería que en Burgos hay un pueblo que se llama nada más y nada menos que Vizcaínos, está muy cerca de Salas de los Infantes, en la carretera que va de Burgos a Soria; este es un nombre de repoblación, como está claro, u otro que se llama nada más y nada menos que Ezquerra, también en Burgos, por no seguir con muchos otros.¿Y qué decir del carca de San Ignacio de Loyola, guipuzcoano ultra que se partió el pecho por defender la Contrarreforma católica en contra de la reforma protestante precursora de la libertad de conciencia y de muchas otras libertades?
Jesús Valencia lleva razón. Pero que sepa una cosa: el problema de España desde hace mucho tiempo es que Castilla no existe. Cuando desparece Castilla y la corte pasa primero a Valladolid y después a Madrid, Castilla desaparece y no aparece jamás.
Le recomendaría a Jesús que leyera el libro de Anselmo Carretero “Castilla. Orígenes, auge y ocaso de una nacionalidad”, de la editorial mexijacana Porrua, nada sospechosa de imperialismo españolista.
Para defender la libertad, la autodeterminación y la posible independencia del País Vasco, que yo defiendo, no hace falta arremeter contra una Castilla en aquel tiempo más influida por los navegantes vascos que por los castellanos de Burgos, Santander o Soria.
Un abrazo, de cualquier forma, de un castellano al que España se la trae al fresco. Por cierto, el libro de Carretero tuvo más propaganda en el País Vasco que en Madrid, al que la derecha española no puede ni ver.
Libertad y autodeterminación.
Pelayo Molinero