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ONGI ETORRI

Savater y compañía en campaña contra Ibarretxe

Ene 20, 2008

Leía en el blog de EAJLasarte-Oria que Savater, Rosa Diez y demás ínclitos “demócratas de toda la vida” han creado un foro para pedir firmas en contra de que el Lehendakari Ibarretxe pueda exponer su hoja de ruta en la prestigiosa Universidad de Stanford.«Lo curioso del caso es que, al parecer, están preocupados por el desprestigio que pueda suponer el acoger a una persona del calibre del señor Ibarretxe para la prestigiosa Universidad de Stanford. De hecho, titulan su petición de firmas como «In defense of Stanford’s integrity, against its manipulation by Ibarretxe»

Por lo que veo, la idea de democracia de esta gente de ese nuevo partido españolista es la que tiene a la Censura como eje central y a la Mentira como ejes adyacentes. Estas son algunas de las mentiras que dice el manifiesto (sobre todo resalto las negritas porque son, y Savater y Diez lo saben, mentiras manifiestas):

«Juan Jose Ibarretxe ha intentado dos veces sin exito vender su plan de independencia al pueblo y estado españoles. Su plan revisado incorpora un referendum pro independencia ….. Mas aun, el plan de Ibarretxe continua con reclamaciones territoriales irrealistas sobre su vecina, la Comunidad Foral de Navarra…….Por ultimo, y no por ello menos importante, el partido de Ibarretxe, el Partido Nacionalista Vasco – PNV, fue fundado por Sabino Arana, una de las figuras mas racistas de los ultimos dos siglos. El proyecto original de Arana proponia una limpieza etnica que borrase a los espaNoles del Pais Vasco, a los que el consideraba miembros de una raza inferior.»

Siempre he pensado, y me reafirmo con toda mi fuerza que precisamente son los que se presentan como “antinacionalistas” (anti nacionalistas vascos, catalanes…) , son, precisamente los más nacionalistas, en este caso nacionalistas españoles, la gran nación donde nunca se ponía el sol y que añoran todavía.

Cada día lo tengo más claro.

Y hablando de Savater, algunas de las frases que (no hay que irse a 100 años antes como con S.Arana), decía (en el EGIN de hace unos años):

En EGIN, antes de ser clausurado por la censura política:

«… nunca dudé del derecho de los vascos al pleno reconocimiento de su lengua, sus costumbres, sus peculiaridades y su autodeterminación política plural y democrática. Sigo, desde luego, pensando exactamente lo mismo».
«… lo que no llega a aceptarse es que el nacionalismo vasco no es el capricho absurdo de unos pocos ni una autonomía de esas postizas que ahora gustan tanto a los nuevos jacobinos, sino una decisión irreversible y mayoritaria, con auténticas raíces y abonada por años de marginación y que nada sacará la democracia intentando cocear contra él explícita o disimuladamente… «.

En un trabajo titulado «Euskadi como cuestión de Estado» incluye estas perlas:
«Lo primero que hay que constatar es esto: el nacionalismo vasco, sentimiento surgido por obra y gracia de la represión (no olvidemos que ETA no es un fruto de la democracia, sino un regalito envenenado que nos dejó el franquismo), recibe un uso político en manos de determinados sectores, luego no podría ser contrarrestado más que por un uso político y no sentimental o arrebatado de la idea de España. Empeñarse en combatirlo a base de exasperar el nefasto patriotismo unitarista español sólo puede contribuir a mantenerlo y alentarlo. Es ridículo que el Partido Socialista acepte convertirse –en exclusivo beneficio de sus adversarios políticos- en una versión doméstica de los tercios de Flandes con base operativa en Euskadi, sea en nombre del
respeto a la legalidad constitucional, sea por cualquier otra trampa saducea».

En otro artículo en el País en 1984, comentando las actuaciones del GAL, dijo:
«… me espantó que se dijera recientemente en Vizcaya por labios supuestamente socialistas que la gente que está harta de que todos los muertos sean del mismo lado. La gente que no se harta de que haya muertos, sino de que sean de un solo lado, no es gente, sino gentuza»

En otros artículos relacionados con la Constitución:
«… la Constitución insiste fastidiosa y hasta provocadoramente –habida cuenta de los resentimientos creados- en la intangibilidad de la unidad patria…»
«Pese al tiempo que lleva funcionando (…) nadie se cree del todo lo de que España es Una (que sea Grande y Libre siempre fueron impertinentes y piadosas aspiraciones). Pese a los esfuerzos por beatificarla como nada menos que «sagrada», lo cierto es que la
unidad de España es más bien un fracaso histórico y todo lo más un reto político. Por decirlo de una vez: al menos dos importantes componentes del cocktail hispánico, en el País Vasco y Cataluña, nunca se han sentido auténticamente España, sino prisioneros de
España, colonias de España o víctimas de España…»