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ONGI ETORRI

Se muere por amor pero difícilmente se vive por él

Mar 21, 2008

Sentimiento intrincado (Pako Aristi)
¿Hasta qué punto estamos dispuestos a escuchar nuestras propias verdades?.
Alguien capaz de preguntárselo debe tener el valor de aceptar la respuesta porque hay verdades letales como un foco explosivo, malady cuya onda expansiva, story por muy leve que sea, puede generar el mayor de los traumas.
¿Hasta qué punto quiere verificar una esposa que su marido se va de putas?.
¿Hasta qué punto un joven está preparado para conocer el grado de decepción que ha provocado en sus padres?.
¿Hasta qué punto una pareja reconoce que su relación es de una monotonía insoportable?.
¿Y no sé hasta qué punto estamos dispuestos a rebasar la delgada línea que va entre decir “¡esto es lo que yo quiero!” y dudar “¿es esto lo que yo quería?”.
Que la gente vive de prisa, con la faena, el recreo y las horas de sueño programadas, no tienen ni quieren tener tiempo para nada.
El tiempo es el enemigo número uno, porque supone adentrarse en una tierra fértil que genera inseguridades como parásitos.
El hombre desocupado es como una flor de raíces enfermas.
Todo lo sacrifica por la supervivencia. No se pregunta nada que pueda quebrar su equilibrio, y acepta mentiras que sirven para todo, para evitar la derrota, ya intuye hasta dónde alcanza lo conveniente.
Confía en saber cuando ya sea tarde.
Porque la verdad es el valor y la tragedia sin fondo, y la mentira, en cambio, una coherencia cobarde.
Sin embargo, ¿no es también ese temor un afán que nos acerca al camino del conocimiento, un hermoso atajo para alcanzar la verdad?
Estas son las terribles dicotomías que te da la vida, donde los valores se convierten en amos temporales de la existencia, donde el valor es terror, donde la culpabilidad es freno, donde la mentira es seguridad, donde el riesgo es amado y temido, donde se muere por amor pero difícilmente se vive por él.

Voy a seguir luchando por recorrer mi camino, aunque esté dolorido y mi cuerpo se resienta tanto. Lo juro.