Terminando este trabajo sobre las crisis que se producen allá por la media edad, clinic LOM nos ofrece en esta última su visión de cuales pueden ser algunas de las causas de las mismas y los efectos colaterales que pueden también producirse porque no estamos solos en el mundo.
podéis ver las otras dos partes aquí:
La redefinicion de vida…la crisis media (1ª parte)
Una crisis para cambiar en busca de una segunda juventud (2ª parte)
“Crisis de destrucción masiva”: los daños colaterales (3ª parte)
Tener una crisis vital a la altura de tu mediana edad no significa necesariamente una ruptura. En ocasiones, ed más bien, acaba siendo una rendición ante la vida o un resignarse a lo que te ha tocado. Cuando esto sucede no suele ser muy llamativo y tu círculo cercano tampoco se alarma en exceso de tus pequeños cambios. Digamos que seguimos la corriente.. Digamos que todo queda dentro del rebaño bajo el epígrafe “estamos en edad de” o ”es lo que toca”.. El problema viene cuando tu crisis implica ruptura de algo. Entonces todas las alarmas se disparan. “¿Qué le pasa a este(esta)?” “¿Esta pirado o que? ““Se le ha ido la olla…”
Cuando la crisis de la mediana edad surge de manera abrupta y repentina, las reacciones de la persona pueden ser vistas como impredecibles, extrañas o fuera de lugar. No se entiende su actitud ni sus decisiones. No se comprende como ha llegado a ello y no se acepta que sea capaz de dejar o abandonar todo por una búsqueda de su ser o de felicidad que no encaja en nada de lo que hasta ese momento tenía construido (pareja, hijos, amigos trabajo, ambiente, status,..). La misma persona en si, más que comprender realmente por que le pasa eso, tiene solo la sensación de convicción o de que deba hacerlo, la imperiosa sensación de que debe romper o debe cambiar. Pero es difícil dar razones y difícil de justificar…
¿De donde viene? Imagino que las crisis son como la ruptura de las presas que contienen agua y un día ya no aguantan.. Si antes de que la presa se rompa achicas agua, sueltas compuertas, puede que no pase nada, sueltas lo acumulado con control y a lo mas, puedes tener unas pequeñas inundaciones en tu vida que no generan grandes problemas y la presa resista sin mayor problema pero si no sabes achicar y el agua sigue acumulándose, un día revienta todo y el agua, descontrolada inunda tu ser sin poder hacer mas. El agua son tus emociones, vivencias, sentimientos, frustraciones, deseos insatisfechos, temores y distintas ideas emocionales reprimidas en tu vida en tu devenir diario, en tu rutina y tus ilusiones y la presa tus mecanismos de defensa, tus controles educativos formales, tu estar en lo social, tus obligaciones en el grupo o rebaño, tus deberes (tus “debes hacer”, “debes ser” “debes tratar”, “debes comportarte”,..) o tu “haiques” (hay que ser, hay que demostrar hay, que comportarse, hay que sentir hay que demostrar, hay que ser,…).. Pero además, tu, el embalse con su presa y sus instalaciones no estás aislado. Estas en un paraje donde otros andan cerca, (pueblos, instalaciones, seres, espacios naturales,.. unos cercanos o formando parte de ti y otros más alejados y cuando rompes, cuando tus aguas se desbordan sin remedio o control inundas a todos ellos. No te rompes tu solo sino que tus aguas rompen a los demás de tu alrededor quieras o no. Estos son los daños colaterales, sufrimientos que están más allá del propio dolor de tu ruptura propia. Tu ruptura rompe a otros, tus conflictos conflictúan a otros.
La vida desgasta, y unos prefieren aguantar contra viento y marea y otros buscar recuperar el desgaste como sea pero ambas posturas tiene un coste real y un coste colateral.
Con frecuencia la crisis puede saldarse con una asunción de lo perdido, una resignación de edad o de vida o un “esto es lo que hay” y vivamos con lo que tengo que no deja de mostrar un tufillo de frustración con la vida. Pero también puede considerarse como un logro de aceptación objetivo de las cosas tal y como vienen que no sea frustrante sino asumido responsablemente. Y aunque estas respuestas pueden cambiar el carácter, mostrar una pérdida de entusiasmo o de motivación vital no suele pasar a mayores y la vida sigue en el rebaño adaptándose a lo que toca vivir.. Muchas veces este es el comienzo de hacerse “viejo” (tender a la rigidez, al aumento de las manías y rituales cotidianos, al no cambio, a no adaptarse o amoldarse, a la rutina diaria y punto, a la perdida de entusiasmo y motivación por hacer, a dejar de incorporar acciones o deseos nuevos, a dejar de esforzarse por ser o por lograr o por disfrutar un poco mas cada día,..) y no la edad. Pero otras veces es un proceso de maduración y de aceptación flexible de la vida con sus limitaciones y de saber vivir y disfrutar de lo que se tiene con una actitud positiva general. Seguir buscando el placer, aunque sea de las pequeñas cosas desde tus límites y valorar la rutina como algo a superar pero también a .disfrutar. Generalmente la clave para distinguir si es “vejez” o maduración será precisamente la flexibilidad, unido a un mantenimiento del entusiasmo, las motivaciones, la curiosidad y como no, un no aceptar sin mas las cosas sino cuestionarlas, preguntarse, querer mejorar, querer ser,…
Pero en otras ocasiones la persona no consigue acallar sus impulsos y asoma la cabeza por encima de su sensación de vacío buscando qué hacer. En estos casos, inicialmente, el conflicto surge con ansiedad y posiblemente con sensación de culpa bien sea por lo que esté haciendo o por los impulsos que siente de hacer. Puede que lleve un tiempo pensando o realizando cosas que no son compartibles o que pueden ser criticables o condenables acumulándolas hasta que no puede más bien sea por ese sentimiento de culpa o porque finalmente esas cosas o actividades le ocupan tanto que su vida cotidiana o formal no puede ser compatible. Tiene dos mundos pero un solo tiempo para los dos. Su vida habitual no le llena. Ha perdido motivación con los amigos, con la pareja, con el trabajo. Sus actuales intereses no cuadran con los de su entorno o ha padecido algunas experiencias frustrantes que le han hecho ser más escéptico con su vida. Este estado puede durar mucho y acaba creando tal nivel de contradicción personal que le impide el disfrute y si bien puede hacerle entrar en la introspección, también hacerle ir hacia una tendencia a aislarse en las reuniones y grupos, a cerrarse en su mundo con “sus cosas” o aficiones hasta que el mundo “oficial” se hace un extraño para él. Entonces empieza a plantearse dejar, romper o cambiar drásticamente a costa de eliminar ese “mundo oficial”. Ha podido buscar nuevas sensaciones como nuevas filosofías o grupos sectarios, nuevos amigos de otros ambientes ajenos hasta ese momento a su vida cotidiana,, nuevos amores o deslices fuera de la pareja, decisiones drásticas de cambio bien sea laboral, vocacional o afectivo.. Pero el problema solo se ve cuando se sale del tiesto, cuando se sale del rebaño. Entonces se argumenta, se echa en cara o se intenta convencer de su error al afectado. Pero éste, a esas alturas de su crisis, esta seguro… una seguridad fría, una seguridad en el que le da igual ser criticado o culpabilizado, perder o ganar, afectar o compartir con los de siempre. Y aunque entiende que su decisión, causa daño colateral no ve otra salida.
No vivimos solos. Las personas que entrar en esta crisis tienen pareja, familia, amigos trabajo… Y este mundo de su alrededor acaba siendo sin comerlo ni beberlo (al menos en apariencia) los efectos colaterales de su crisis. Una decisión de abandono de la pareja, de separación puede ser por muchas causas (mala relación, conflictos frecuentes, insatisfacción sexual, desgaste de convivencia,…) pero cuando se produce en medio de una crisis así, sin motivo aparente, sin conflicto visible por los de alrededor, es difícil de asimilar tanto por la pareja abandonada como por los hijos, amigos y familiares que le rodean. ¿pero cómo puede explicar su búsqueda interna sin justificaciones del rebaño? O ¿Cómo puede justificar algunas conductas que esté realizando cuando no son la que se espera que una persona en su situación realice? ¿Cómo explicar que sus frustraciones o insatisfacciones le exigen tomar decisiones de tal calado? ¿Cómo explicar que quiero buscar la felicidad u otra felicidad y no la que puedo tener ahora?
La felicidad no es solo poder comer caviar cuando quiero, no es la mejor cena del mundo, no es la novedad de un manjar nuevo. Con frecuencia (como he oído hace poco) la felicidad es un simple bocadillo de chorizo después de subir el monte… Entonces ¿Por qué buscar estímulos nuevos, placeres distintos si de lo que se trata es de saber disfrutar o usar lo que ya tienes en el momento justo? ¿Por qué pensar que si rompes con todo (si cambias de pareja de lugar de amigos de trabajo de estilo…) vas a ser diferente, te vas a portar distinto, vas a ser mas tu mismo, no vas a repetir los mismos errores anteriores o tener las mismas frustraciones o sinsabores? ¿Por qué no en vez de abandonar o cambiar o romper puedes hacer o actuar distinto con lo que tienes, ser otro donde estás, dar de otra forma a los tuyos, recuperar lo que dejaste de hacer y ahora buscas? ¿Por qué no esforzarse en hacer y dar lo que estarías dispuesto a hacer o dar en tu nuevo mundo de relación de pareja, amigos o vida? A veces si cambias algo en ti,,, ese alrededor tuyo con el que no estás a gusto, también cambia. A veces los “daños colaterales” pueden ser distintos y convertirse en bondades colaterales… ¿no seria otra manera de gestionar la crisis de este tipo?
Podemos pensar que no deja de ser egoísta esa decisión de ruptura, de “paso de todo” o de querer ser “otro” sin considerar su obligación para con los que le rodean o con los que mantiene, al menos hasta hace poco, lazos de compromiso o de compartir. Y de hecho esta es la primera crítica “¿has tenido en cuenta que… tu pareja, tus hijos tu … lo están pasando mal?” “Piensa en ellos”, “piensa en lo que pierdes..” “te vas a equivocar”, “luego no vas a poder volver atrás”, “es mejor aguantar hasta que las cosas se arreglen”, “ no hagas algo que luego te tengas que arrepentir”… Pero también es egoísta no luchar por superarse, no querer cambiar, acomodarse, asumir todo y no preguntase nada que exija un esfuerzo personal te lo pidan los de alrededor o no. Pero eso no se critica tanto ya que forma parte del digamos ser convencional o “normal”.
El caso es que salirse del rebaño cuesta. Exige esfuerzo y valentía así como un claro impulso de superación e interrogación o cuestionamiento personal. Pero salirse del rebaño pese a que sea con una intención hermosa y loable, no evita que con frecuencia tomes medidas equivocadas o te equivoques sin querer. No en vano el que sale, se sale solo, los demás permanecen arropados por el entorno o lo habitual. Pero también el que sale solo decide hacerlo cuando tiene asegurado algo mas, cuando tiene ya un repuesto previsto…. Esto nos cuesta mas darnos cuenta. Dentro del rebaño también se hacen muchas cosas raras, «patológicas» o conflictivas que aun siéndolo, el rebaño como tal, minimiza sus efectos, al menos desde el punto de vista público o aparente (ejemplos simples pueden ser ver como es distinto tomar drogas legales o propias de esa sociedad a tomar ajenas a la misma, ser individualista como burgués a serlo por querer ser tu mismo, cumplir con los roles sexuales que se esperan de ti, aceptar una convivencia aunque su rutina o su coste psicológico merme tu personalidad, poner los cuernos o tener amantes pero eso si, sin que se entere el afectado o afectada, aceptar una alienación laboral con un jefe o jefa castrante sin poder rebelarte, ..) En fin, lo obvio siempre es mas difícil de ver que lo que no es. Y a lo que tenemos como normal o habitual solemos ser mas inconscientes. Lo que se sale de lo habitual o de la norma se ve más.
Pero no estoy tratando de justificar al “criseado” ni condenar al que no sale del rebaño. Es lícito plantear al que pretende cambiar si tiene en cuenta como repercute en su entorno sus decisiones. Si ha valorado correctamente la repercusión de sus decisiones o redecisiones y cómo va a gestionar las mismas. Los daños colaterales en los seres queridos o que te quieren tienen valor, tienen precio y hay que estar dispuesto a pagarlo pero aun así se puede plantear ¿es lícito asumir esos daños colaterales por muy loable que sea el principio de búsqueda interior de quien redecide? Probablemente la persona en esta situación afirma desde su nueva sensación de seguridad personal que debe hacerlo pese a todo, que no quiere causar daño y que quiere hacerlo bien para todos pero no puede volver atrás. Y claro que quiere hacerlo bien y causando el menor daño posible.
También cabe preguntarse si todos estos últimos años que has vivido no sirven para nada o no son de valor o si lo aportado por tu pareja o amigo o trabajo no sirve de nada. Cabe preguntarse si merece seguir en vez de romper o darte más tiempo pese a que tengas “claro” todo. Pero cuando por causa de todo esto surge en uno un nuevo amor, una nueva pasión o una nueva filosofía, un nuevo ambiente que me llena… Es difícil convencerte de nada más.
Y.. ante una situación así el o la ”criseado” o “criseada” debiera plantearse en serio si ¿no sería correcto tratar de descubrir que me ha llevado a sentirme con esa necesidad? ¿Dónde empezó mi disgusto y dejé pasar un tiempo muerto que no servia de nada? ¿Por qué he dejado que pase todo esto antes de darme cuenta de que no me servía? ¿Dónde perdí mi pasión, mi deseo, mi compromiso, mi lealtad, mi entrega, mi atención, mi felicidad sentida? ¿Cuándo dejé de esforzarme por hacer que todo fuese mejor o poco a poco mejor, compartiendo, apoyándonos unos en otros? ¿Cuándo empecé a encerrarme o apartarme y por que motivo? ¿¿Cuándo sentí que no había nada mas que intentar o hacer por que las cosas cambiasen juntos o de acuerdo? Y por ultimo como resumen, ¿he hecho lo que podría haber hecho antes de dejar de lado todo y hacer solo por mi?. Quizá suene duro cada interrogación pero de lo que se trata es que seamos conscientes, en la medida de lo posible, de las causas, razones u orígenes de nuestra insatisfacción, comportamiento, búsqueda o huida por que si no es así. Las posibilidades de repetir los errores o de acabar igual son muchas aunque se den inicialmente en otros escenarios, con otros personajes y con otras “felicidades”. Las crisis sirven solo si se aprende o avanza de verdad pero no vale con decirlo o proponerlo con buenas intenciones. Un cambio no debe ser una huida sino un compromiso mayor con algo. Un cambio no es empezar de cero nunca aunque lo pretendas. Tus fantasmas van contigo, tus comportamientos van contigo, tus errores pasean al lado aunque el contexto sea nuevo. Pero es eso lo que se pretende. Se dice que “quiero empezar de cero” “quiero empezar de nuevo” pero ¿Cómo sabemos que no nos engañamos?
A todo esto, quede claro que quien no crisea, los laterales, los otros, que no entran en crisis y solo sufren las consecuencias del criseado no es que sean mas conscientes tampoco. Las mismas preguntas debemos hacerles. ¿Qué has hecho tu para cambiar y acompañar al que cambia? ¿Qué te impide mejorar o cambiar u buscar? ¿mantienes realmente tu pasión tu deseo, tu compromiso, tu lealtad, tu entrega, tu atención, tu felicidad sentida? ¿Cuándo dejaste de esforzarte por hacer que todo fuese mejor o poco a poco mejor, compartiendo, apoyándonos unos en otros? ¿Cuándo empezaste a encerrarte o “apalancarte en la rutina tediosa y por que motivo? ¿ desde cuando dejé pasar un tiempo muerto que no servia de nada?
¿Cuando decidí aceptar resignadamente la vida como viene sin rebelarme? Y como no, ¿Cuándo fui conciente de mis cuelgues, alienaciones, convencionalismos ritualistas, limitaciones e inmovilismo personal? No cambiar puede ser una huida de uno mismo y del compromiso para con los demás. Tu no hacer afecta al que quiere hacer como el que hace afecta a que no quiere hacer. Tu vida anodina puede ser tu mayor autoengaño.
A veces el camino es duro. No aceptar porque si las cosas es duro, rebelarse es difícil, ser inofensivo es muy complicado, errar, muy frecuente, no llegar a lo deseado, habitual, dormirse para no sentir lo más normal y saber que caminas tan duro como un pedregal. Como señala una amiga mía caminante entre piedras.. “pese a mis grandes errores anteriores y a los que cometeré, he aprendido en los últimos años que soy como soy, que me gusta como soy, que no tengo que ir por el camino marcado si no me gusta, que no era tan difícil ser selectiva con la gente de tu vida, porque los que se quedan te aceptan como la oveja (negra o blanca)que eres” y como ella, aunque hoy por hoy, mi vida sea un completo desastre. O puede que no este con una persona a la que quiera, no esté en el trabajo que quiera, no esté en el sitio que quiero ni tenga prácticamente nada de lo que quería y lo que quería ya no lo tenga. Sea o no fuerte. Sea o no feliz. Sigo peleándome conmigo misma con el mundo que te quieran dar hecho y con la vida que te exijan vivirla. Sigo siendo una buscadora en busca de un buscador que quiera.
Hay dos maneras de fracasar. Diluyéndose dentro del rebaño sumido en la inconsciencia o perdiendo la pelea fuera del mismo por imprudencia y solo una de triunfar. Ser tu mismo dentro y fuera (ambos) del rebaño pero con los demás. Y hay una actitud básica necesaria para progresar. Mantener una sana insatisfacción de base no exenta de rebeldía con causa y aderezada con la duda reflexiva constante
Podemos entender que vivir es desgastarse poco a poco También es lograr algo o darse sopapos uno detrás de otro, descubrir verdades o engañarse uno mismo con aparentes verdades hermosas, fracasar en empresas y comenzar nuevas con ilusión, equivocarse mil veces y luchar por no hacerlo mil una y todo esto al lado de otras personas con las que te toca bregar en cada momento que comparten tu logro o malogro y sufren igual.
Como decía hace poco un hermano mío, precisamente cuando estás mas seguro de algo, es cuando más debes ponerte a dudar de ti antes de actuar..