Como seguramente sabéis, symptoms el proceso de paz en Colombia acaba de empezar, la primera reunión Gobierno de Colombia – FARC fue en Oslo el pasado 18 de octubre y ahora se están celebrando las reuniones en Cuba. El proceso se ha llamado «Diálogos por la paz con justicia social para Colombia»
Estos son los dos comunicados de las FARC de este viernes y sábado que seguramente no veréis en muchos medios de comunicación….
La Habana, República de Cuba. Octubre 26 de 2012. COMUNICADO : REFLEXIONES SOBRE LA AGENDA DE LA HABANA I
Luego de un período intenso de discusiones sobre la realidad de injusticias que padece Colombia, se ha instalado la Mesa de Diálogos por la paz en Oslo, capital del Reino de Noruega.
Desde que el gobierno de Juan Manuel Santos buscó los acercamientos, las FARC-EP reiteraron claramente ante sus representantes las razones de orden social y político que tiene el alzamiento armado indicando de manera transparente la necesidad de instaurar la plena justicia como base para fundar una paz estable y duradera. Por ello precisamente se insistió en la inclusión de un preámbulo vinculante que encabeza el conjunto del llamado “Acuerdo General”.
En la breve introducción, está nada más ni nada menos que el espíritu y el sentido que ha de dársele al conjunto del documento que se suscribió entre las partes, para iniciar las discusiones en la Habana.
Necesario es que al hacer una interpretación de la Agenda o del conjunto del Acuerdo, con paciencia y acudiendo siempre al factor de inspiración que son los anhelos de justicia y reconciliación del pueblo colombiano, optemos por no descontextualizar y no delimitar insertando visiones personales del asunto. Nítidamente, por ejemplo, está planteado en el Acuerdo la posibilidad de que otros actores de la confrontación política y social puedan confluir al proceso en un momento determinado, y claro es también que intrascendental asunto como es el de víctimas, no puede dejar de lado la literalidad misma del compromiso suscrito en la capital de Cuba, la cual incluye indefectiblemente el deber de abordar el terrorismo de Estado como factor causal, esencial, del fenómeno.
Ojalá, antes del 15 de noviembre, que es la fecha en que se inician las sesiones de la Mesa, quienes estuvieron durante la elaboración del Acuerdo general para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera, tengan tiempo y manera de darle una explicación objetiva del documento al conjunto de sus equipos de trabajo. Esto es fundamental para que comencemos con buen entendimiento y para evitar que desde las vocerías de las partes surjan mensajes que generen confusión en el seno de la población que se apresta a participar en los diálogos con sus múltiples iniciativas.
Por el momento además de la claridad de los voceros respecto a la Agenda, se requeriría también que la gran prensa haga un esfuerzo por entender que estamos tratando de emprender un camino de búsqueda conjunta de soluciones a un conflicto que se ha prolongado por décadas, y que aunque sea contra su naturaleza metalizada, monetizada, mercantilizada y sumisa a los intereses de las trasnacionales, deberán procurar colocar equilibrio y veracidad a sus elaboraciones que hasta el momento, generalmente, se han reducido a “informar” descontextualizando, a marchar tras la búsqueda sensacionalista y a cualquier costo, de la chiva y la primicia, a editar con ánimo de censura y distorsión respecto al actor insurgente.
El cubrimiento del evento de instalación por parte de la Cadena Radial Colombiana Caracol y de la Radio Cadena Nacional RCN, en Colombia, es una muestra nauseabunda de lo que son estas empresas de difusión, que actúan en favor no de los intereses sociales sino de los intereses capitalistas empresariales. Sobre un proceso que es de interés nacional, se actuó impidiendo que el país escuchara los puntos de vista de la insurgencia en la misma dimensión en que lo permitió al gobierno.
Podemos observar, también, un lamentable contraste de participación de la agenda que habría que superar con urgencia: de 140 medios de comunicación que acudieron al evento, solamente dos eran alternativos colombianos. La dirigencia de las FARC saludó el esfuerzo de estos y expresó su determinación por contribuir a que en adelante sean atendidos de manera prioritaria.
Urge abrir un espacio verás, eficiente y oportuno, el canal público y los medios democráticos, que permitan que Colombia tenga un conocimiento cierto de los desarrollos del proceso; es decir lo que transcurra en la Habana entre gobierno e insurgencia, como el desenvolvimiento de la participación popular, especialmente.
La Agenda de la Habana es breve pero profunda; sus propósitos no son formales, plantea objetivos de fondo. En el discurso de instalación de las FARC-EP en Oslo, los aspectos tocados están estrictamente enmarcados en ella. No hay agendas paralelas ni ocultas por parte de la insurgencia. Así las cosas, terminado el momento de la confidencialidad y la reserva propia de la exploración, comienza el de la participación ciudadana, el de los intercambios francos de cara al país en una ruta en la que discreción no puede ser sinónimo de secreto.
COMUNICADO FARC . «Debate sobre la política futura de la Tierra, en Colombia» (Es el título del primer punto a tratar en la agenda que comenzará el próximo 15 de noviembre en La Habana, con el tema de «La Tierra»).
La Habana, República de Cuba. Octubre 27 de 2012. REFLEXIONES SOBRE LA AGENDA DE LA HABANA II
Comienza el proceso de diálogos por la paz, que no de negociación ni de capitulación, con una Agenda práctica, de sencillo entendimiento cuyo análisis conlleva a entender que para las partes el punto de arranque, el primer punto del Acuerdo General, implica referirnos a la concepción que tenemos de lo que es la TIERRA. Nuestra visión no se delimita a lo que comúnmente se define como suelo, ni el sentido de nuestra lucha a la reivindicación solamente de la formalización de la propiedad del mismo. Para las FARC-EP, el elemento TIERRA es componente esencial del TERRITORIO; de tal manera que es a partir de este concepto que se han de dar nuestras consideraciones fundamentales, tomando como base de esa territorialidad aspectos como soberanía en general, la relación amigable con la naturaleza, el problema de la soberanía alimentaria como algo más específico, y el bienestar social, entre otros aspectos. La definición de territorio toma en cuenta las relaciones socio-históricas y socio-ambientales, por ejemplo.
El territorio es factor fundamental de existencia, abrigo de vida y de estancia armónica con la naturaleza, cuya apropiación la concebimos en perspectiva social y no mercantilista.
De tal concepción se desprende una visión no utilitarista ni de dominio antropocentrista, de relacionamiento con el suelo, el subsuelo y el sobre-suelo como conjunto en el que se desenvuelven relaciones socio-históricas, incluyendo el aspecto de definición de la soberanía, que pongan freno a la apropiación desaforada de sus componentes orgánicos e inorgánicos.
En tal sentido, nuestra visión propende por un manejo de interrelación humanidad-naturaleza, que entraña respeto a la tierra, a las aguas, a la flora, a la fauna, los elementos todos de la espacialidad, distantes de la cosificación y mercantilización de sus componentes en las formas de objetivación destructiva de la vida en que lo impone el capitalismo de libre mercado.
Nuestra concepción tierra-territorio, se opone al desafuero del capitalismo por dominar y manipular la naturaleza sin medir o sin que le importen las consecuencias, que ya ha generado irreparables daños, exterminio de especies, destrucción de tejidos sociales, desarticulación de la economía campesina, desequilibrios ambientales y sociales, al punto de estar empujando al planeta a su destrucción.
El derecho a la tierra va más allá del derecho al suelo y a su titulación; se trata de un derecho a la reapropiación colectiva, social, del territorio, como parte esencial del derecho a la vida, al disfrute de la naturaleza en armonía con ella, a la reafirmación y desarrollo de las relaciones sociales y de la cultura en el marco de un desarrollo socio-económico sustentable.
Consideramos el territorio desde la naturaleza y desde la cultura, en el plano de la sustentabilidad, asumiendo que el poder no puede ser dominio sobre la naturaleza sino existencia armónica con y dentro de ella. Con esta perspectiva compartimos el planteamiento de VÍA CAMPESINA en cuanto a que los pueblos libres deben poseer la facultad para definir sus propias políticas agrarias y alimentarias de acuerdo a objetivos de desarrollo sostenible, entendiéndose éste como el desarrollo que busca satisfacer las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer las posibilidades de las generaciones futuras.
Denunciando que todos los proyectos que derivan en entrega del patrimonio nacional surgen de las élites gobernantes de manera inconsulta, queremos recordar a Orlando Fals Borda cuando en su preocupación por que se reformule la idea del territorio a partir de un ordenamiento del mismo que promueva la paz, la vida y la soberanía alimentaria. Al respecto, nos dice: “una indiscutible prioridad para estos fines… es el retorno a la tierra y valorar el mundo rural con todo su entorno y sus historias. Es el cosmos verde que nos ha alimentado como nación desde que el mundo es mudo. Ignorar el trópico es suicida y miope. Entregarlo en manos de intereses de otros contornos es traición”.
Delegación de paz. HABANA CUBA. Octubre 27. 2012.