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ONGI ETORRI

Pactos sexuales de pareja 6 – Pactos fruto del deseo de ambos

Ago 1, 2008

Retomamos el tema empezado en el quinto capítulo (tercera parte -1) de este trabajo de nuestro psicólogo  Lom. Habíamos descrito las dos primeras fases de los llamados “Pactos para la infidelidad de la pareja” (1ª: la callada por respuesta, price viagra 2ª: yo lo necesito así que tu verás). En esta sexta entrada pondré la  3ª fase;   cuando el pacto es deseo especial de uno de los miembros, dando la introducción a las dos últimas fases, de mayor contenido y calado y en un nivel más elevado (4ª : tu pecas y yo peco que da gusto, 5ª:. Mas allá del pacto o cuando la pareja se quiere hacer liberal y común).

Podéis ver el resto en estos enlaces:
—Introducción-1: Introduciendo el tema
—Introducción-2: Continuando la introducción
—Segunda parte. “Hagamos un sexpacto, cariño
—Segunda parte-2. Pactos sexuales dentro de la pareja
—Tercera parte-1. Los cuernos que yo pongo. 1ª y 2ª fase

TERCERA FASE.  CUANDO EL PACTO ES FRUTO DE CIERTO DESEO DE AMBOS

(ero especialmente potenciado por el mas promiscuo de los dos al haber infidelidades previas…)

Es una fase intermedia que surge de la anterior y que sirve de punto de inflexión para ir hacia un lado u otro. Pero se distingue de la anterior en el que en este caso es necesario que se hayan dado esas infidelidades previas y que se haya producido algún asunto complicado en las relaciones que estén teniéndose fruto del pacto y cómo estas repercuten en la vida cotidiana de la pareja.

Realmente hay que señalar que es frecuente que una pareja haya llegado a un pacto después de varias infidelidades o de tener alguno de los miembros o los dos un amante o mas de uno. Eso nunca se dirá pero la culpabilidad que a veces se tiene al respecto favorece el que se intente llegar a un pacto que justifique su infidelidad más o menos continua, tanto la pasada como la futura. Es frecuente también que incluso en el proceso de elaboración del pacto uno de los miembros tenga ya o siga manteniendo a su amante y busca desesperadamente o exige un pacto de “libertad” sexual con que justificar su conducta. Mientras trata de asegurarse de que la pareja no se vaya a pique o se pierda en la maraña de esta libertad establecida.

Puede que de inicio el pacto no sea expresado de manera franca en lo sexual. Por ejemplo, se pacte el salir de noche a su bola cada cual a lo suyo o que se exprese como acuerdos para salir de marcha y lo que se tercie… Pero evidentemente el miembro de la pareja menos promiscuo conoce perfectamente de que pie cojea su pareja y sabe mas o menos lo que el otro u otra desea ejercer. Este caso aunque ya supone que se ponen normas para ejercer las cosas es distinto al siguiente donde se parte de mas sinceridad y situación de igualdad de deseo y pretensión y de una falta de infidelidades previas o a lo sumo alguna casual. También se distingue esta fase de la siguiente puesto que no se llega por reflexión común “sana” de avanzar ambos en una dirección o juego sexual sino por la necesidad preferente de dar “cobertura legal” a la promiscuidad de uno de los miembros (o los dos). Digamos que uno sabe que el otro busca mas que él/aella…

En estas condiciones previas los pactos no van a servir de mucho puesto que la escalada de deseos prohibidos esta presente previamente y uno de los miembros no se arrepiente de lo que hace sino que manipula la situación para lograr sus objetivos a costa de que el otro miembro lo haga también. Quiere hacer al otro pecador para reducir su pecado…Si el es malo yo también, o si el hace yo no soy tan malo… son pensamientos típicos… Podrán justificarlo de muchas maneras lógicas pero realmente suele haber debajo un problema personal o de pareja no entendido puesto que el pacto no va encaminado a liberarse mutuamente sino a justificar conductas individuales de cada cual… Este caso tampoco alimenta lo común de la pareja sino lo independiente o aparte de la misma. De todas formas en este momento ya se empiezan a poner esas normas habladas por iniciativa del miembro que sospecha el “descontrol” y que van encaminadas a evitar el “despendole” especialmente del miembro promiscuo. Estas normas las comentamos en la siguiente fase pero podemos aplicarlas en esta.

Los cuernos que nos ponemos ¿serán cuernos de amor?

Con las fases 4 y 5 entramos en nivel alto. Los carnudos son consentidos, las normas tratan de asegurar lo positivo del tema y por ello, convertirse en liberales es una opción real.

Seguimos en la individualidad pero puede llegarse a la participación común de los «rollitos». Puede que todo se quede en yo puedo hacer lo que me venga en gana y tu también pero puede llegarse a volver a ejercer esos deseos privados en la intimidad compartida con otras personas o en ambas cosas a la vez. ¿Bueno? ¿malo?

No es posible afirmarlo aunque sea condenado por la moral social con frecuencia. Quizá el camino no haya sido correcto (amantes, engaños, vicios personales que no participa la pareja,…) pero existe la posibilidad de retomarlo desde otro sentido o de reestructurar todo en otras direcciones donde los individual no prime sobre el común de la pareja., donde la pareja lo es todo de verdad y el resto no tiene importancia..Es la fase cinco, que puede llegar sin haber pasado por las demás o que puede ser la salida compensatoria y equilibrante de una fase cuatro donde pese a las normas y los buenos propósitos, la libertad se entiende como un yo hago lo que se me pone con mi vida aparte de mi pareja o un «esta es mi parcela, no entres..»