«Siempre tuyo
Siempre mía
Siempre nuestros»
Esta preciosa despedida es una de las bases de la película “Sexo en Nueva York”. La escribía L.V. Beethoven a Antonie Brentano, denture su «amada inmortal». Tenía ella 10 años menos que él. A la muerte de su madre fue internada en el convento de ursulinas en Pessbuck donde fue educada con rigor. De regreso a Viena su padre acordó un matrimonio con Franz Brentano, price un próspero comerciante quince años mayor que ella y al que conoció el día de su boda. En mayo de 1810 acompañó a su prima Bettina Brentano a visitar al Beethooven. Su amistad surgió de inmediato y pronto Beethoven visitaba la casa de los Brentano con frecuencia. Beethoven le dedicó varias de sus obras a ella. Sobre las visitas del maestro ella escribió: «Se sentaba sobre el pianoforte en la recámara, viagra coupon sin decir palabra, e improvisaba, después de que con su música había acabado de decirlo todo y confortarle, se marchaba como había venido sin prestar atención sobre ninguna persona». No se sabe aún qué fue lo que sucedió con esta carta puesto que el escrito apareció entre los documentos de Beethoven después de muerto ¿la envió?. Eso es un misterio.
Carta a la amada inmortal:
«6 de julio por la mañana «Mi ángel, mi todo, mi ser mismo. Hoy sólo unas palabras y escribo con lápiz [el tuyo]. Sólo mañana determinaré definitivamente mi alojamiento, qué inútil pérdida de tiempo. Por qué este dolor tan profundo cuando se impone la necesidad, acaso nuestro amor puede perdurar como no sea a través del sacrificio, de modo que cada uno no lo exija del otro; acaso puedes modificar el hecho de que no eres totalmente mía, y yo no soy totalmente tuyo. ¡Oh, Dios mío, contempla las bellezas de la naturaleza y reconforta tu corazón con lo que debe ser! El amor lo exige todo y es muy justo que así sea, esa es mi actitud hacia ti y la tuya hacia mi. Pero tú olvidas muy fácilmente que debo vivir para mí y para ti; si estuviéramos totalmente unidos sentirías el dolor tan poco como yo. Mi viaje fue terrible; llegué aquí a las cuatro de la mañana de ayer. Como no tenía caballos, el cocero eligió otra ruta, pero qué espantosa; en la penúltima posta me advirtieron que no viajase de noche. Intentaron atemorizarme con la perspectiva del bosque, pero eso acentuó todavía más mi ansiedad, y me equivoqué. Y en efecto, la diligencia se atascó en el maldito camino, un camino que era un océano de lodo. Si no hubiese contado con estos postillones no habría podido salir de ahí. Esterházy, que viajaba por el camino normal, corrió la misma suerte que yo, pese que tenía ocho caballos en lugar de cuatro. De todos modos, el episodio me agradó un tanto, como es siempre el caso cuando supero con éxito las dificultades. Y ahora pasemos rápidamente de las cosas exteriores a las interiores.
Seguramente nos veremos pronto; más aún, hoy no puedo compartir contigo los pensamientos que tuve los últimos días en relación con mi propia vida. Si nuestros corazones estuviesen siempre unidos, no concebiría tales pensamientos. Mi corazón desborda con tantas cosas que necesito decirte.
¡Ah! Hay momentos en que siento que el lenguaje de nada sirve. Anímate, continúa siendo mi auténtico y único tesoro, mi todo, como yo lo soy tuyo. Los dioses deben deparamos lo que merecemos. Tu fiel Ludwig
Lunes 6 de julio, por la noche. Estás sufriendo, mi amadísima criatura —sólo ahora supe que es necesario despachar las cartas muy temprano la mañana de los lunes y los jueves, los únicos días que la diligencia del correo sale de aquí para K.— Estás sufriendo. ¡Ah, dondequiera estoy estás conmigo! Arreglaré contigo y conmigo que yo pueda vivir a tu lado. ¡ ¡ ¡Qué vida! !!! ¡ ¡ ¡Así!!! Sin ti, perseguido por la bondad de la humanidad aquí y allá, algo que tan poco deseo merecer como merezco. La humildad del hombre hacia el hombre me agobia y cuando considero mi propia persona en relación con el universo, lo que soy y lo que es El, el mismo al que llamamos el más grande, y todavía, aquí está lo divino del hombre, lloro cuando pienso que probablemente no recibirás hasta el sábado la primera noticia de mí.
Tanto como me amas te amo. Buenas noches. Como estoy tomando los baños debo ir a acostarme. ¡Oh, Dios mío! ¡Tan cerca! ¡Tan lejos! ¿Acaso nuestro amor no es de veras una estructura celestial, y también tan firme como la bóveda del cielo?
Buenos días, el 7 de julio. Aunque aún estoy acostado, mis pensamientos van hacia ti mi Amada inmortal, a veces alegres y otras esperando saber si el destino nos oirá o no. Puedo vivir totalmente solo contigo, o no viviré. Sí, estoy decidido a vagar tanto tiempo lejos de ti hasta que pueda volar a tus brazos y decir que me siento realmente sereno contigo. Sí, infortunadamente así ha de ser. Tú debes dominarte tanto más cuanto que conoces la fidelidad que te profeso. Nadie puede poseer jamás mi corazón, nunca, nunca. ¡Oh, Dios mío, por qué uno tiene que separarse del ser Y sin embargo, mi vida en Viena es ahora muy desgraciada.
Tu amor me convierte en el más feliz al mismo tiempo el más desgraciado de los hoy – A mi edad necesito una vida serena y tranquila. ¿Puede aspirarse a eso en nuestra relación? Ángel mío, acaban de decirme que la diligencia correo todos los días, por lo tanto, debo concluir aquí mismo, porque así podrás recibir inmediatamente carta. Serénate, sólo mediante la tranquila consideración de nuestra existencia podremos nuestro propósito de vivir unidos.
Ten calma, ámame, hoy, ayer, qué doloroso anhelo de ti, de ti, mi vida, mi todo. Adiós. ¡Oh, continúa amándome, nunca juzgues mal el más fiel corazón de tu amado.
Siempre tuyo
siempre mía
siempre nuestro
L.